Fernando Demaría, un joven de 20 años, era el más activo de sus amigos y subcampeón de la especialidad enduro. El año pasado, por un descuido mientras andaba en moto, cayó y quedó tetrapléjico. Tuvo que aprender a vivir de nuevo.
"No me acuerdo de cómo fue el accidente", dice. Sin embargo, recuerda que cuando le dijeron que mantuviera el brazo elevado y no pudo hacerlo, supo que el accidente había sido más grave de lo que esperaba. Y añade: "Cuando me caí me acuerdo que llegó del helicóptero. Uno nunca piensa que le va a pasar a uno".
Su diagnóstico era catastrófico: no podría caminar ni estudiar y menos aún hacer deporte. Han pasado casi 12 meses y él quiere demostrar que la superación es cuestión de actitud.
Actualmente va a la universidad y cada jornada se traslada a Viña, manejando su propia camioneta con un manubrio adaptado. Esta actividad era una de sus prioridades: "Cuando partí manejando apenas podía doblar".
Después de una hora de recorrido llega donde sus kinesiólogos para someterse a cuatro horas intensivas de ejercicios en el instituto Luis Krebs. "Me estoy preparando para mejor. Uno se pone metas y la idea es ir lográndolas".
Hace poco fue a bucear y además, estudia ingeniería comercial. "Las prueba las doy orales y para los apuntes fotocopio los cuadernos", explica.
Periódicamente práctica ciclismo con su papá con una bicicleta que importaron de Estados Unidos. Y a pesar de que le dijeron que sería imposible hacer nada, su padre asegura que "después se dio cuenta de que era una oportunidad" y añade "las cosas más simples son las que te hacen más feliz".
Mira la crónica completa de la periodista María José del Solar: