Por necesidad y sin quererlo, los inmigrantes están siendo parte de un lucrativo y humillante negocio que además es abusivo.
Es la proliferación de construcciones ilegales en distintas comunas de la Región Metropolitana que quedaron al descubierto en nuestra cobertura del último censo. En la ocasión nos dimos cuenta que sus ocupantes pagan precios elevadísimos por piezas minúsculas y además, viven hacinados. En Reportajes 24 quisimos conocer sobre esta realidad.
Es así como descubrimos la historia de Anderson Sereño, un niño ecuatoriano que vive en uno de estos cités de Quilicura. Mientras su padre trabaja, él cuida a dos pequeñas vecinas que se tienen que entretener en minúsculas piezas.
"Me gustaría vivir en una casita con todo lo necesario", nos confiesa el pequeño. Y es que la realidad es muy dura en estos inmuebles: Los baños, la cocina y casi todo se comparte. Las duchas además no cuentan con agua caliente.
Lo más irrisorio es que los precios mensuales de arriendo varían entre los 130 y los $200 mil, además del mes de garantía que son $150 mil. Mientras estas familias viven una pesadilla, el dueño del terreno sigue construyendo más cités para inmigrantes.
Para uno de los vecinos de estas construcciones, la conclusión es clara respecto a los dueños de estos negocios: "Ellos no tienen corazón, no es humano lo que hacen".