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“Brasil está siendo destruido”: lo que dicen los manifestantes anti-Rousseff

Decenas de miles de brasileños reclamaron en las calles de diversos estados del país el fin del gobierno de Dilma Rousseff. Pero también exhibieron enormes diferencias entre ellos.

24horas Administrator

Lunes 17 de agosto de 2015

Andrea Nogueira suena tajante al explicar por qué se sumó a las protestas que este domingo congregaron a decenas de miles en Brasil para exigir el fin del gobierno de Dilma Rousseff: "Porque Brasil está siendo destruido", sostuvo.

Esta ingeniera de 57 años cree que la corrupción es el gran mal que carcome a su país y que para enfrentarla es necesario "acabar con este gobierno" mediante un impeachment o juicio político a la presidenta en el Congreso.

"Prefiero una salida democrática", le dijo Nogueira a BBC Mundo al borde de la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, donde transcurría una de las manifestaciones antigubernamentales organizadas en más de 200 ciudades brasileñas.

Fue la tercera protesta masiva desde el pasado marzo contra Rousseff, cuyos índices de aprobación cayeron debajo del 10% desde que asumió su segundo mandato en enero, en medio de un megaescándalo de sobornos en la petrolera estatal Petrobras y una economía en crisis.

 

Los actos reunieron en total al menos a 879 mil personas a lo largo y ancho del país según cálculos de la policía y a 2 millones según los organizadores, principalmente grupos que se definen como no-partidarios.

Las cifras excluyen a Río y otras ciudades menores donde ninguna de las dos fuentes contabilizó la cantidad de manifestantes.

Con una crisis política también en desarrollo, este domingo salieron más brasileños a las calles que en las protestas previas de abril pero menos que en las primeras de marzo, según los diferentes cálculos.

Esto sugiere que el mayor descontento que hay en Brasil cn el gobierno según las encuestas no se tradujo necesariamente en una creciente ola de protestas callejeras que presione cada vez más por un cambio presidencial.

Y, más allá de su rechazo generalizado al gobierno, los manifestantes exhibieron grandes diferencias entre ellos, con planteamientos que iban desde la simple condena a la corrupción hasta el reclamo de una "intervención militar" en el poder.

"Dinero sucio"

La gran mayoría de los que participaron en la protesta de Río este domingo eran blancos y de clase media, muchos de ellos profesionales.

Los carteles más comunes eran los que reclamaban "fuera Dilma" y "fuera PT", en referencia al izquierdista Partido de los Trabajadores que gobierna Brasil desde 2003 y que se ha visto golpeado por escándalos de corrupción.

 

También hubo varios carteles de apoyo a Sérgio Moro, el juez que conduce la causa por los supuestos sobornos en Petrobras, por la cual son investigados decenas de políticos y fueron a prisión ejecutivos de grandes empresas constructoras.

Pero otros manifestantes usaron carteles más llamativos, incluidos varios que pedían evitar que Brasil se transforme en un país con los problemas de Cuba o Venezuela.

En Río se vio una pancarta que pedía que Rousseff se "suicide" y en Brasilia otra que reclamaba la vuelta al poder de José Sarney, un político que ha enfrentado acusaciones de corrupción y nepotismo y gobernó Brasil entre 1985 y 1990 en medio de la hiperinflación.

En la protesta de Brasilia también hubo un gigantesco muñeco inflable con traje de presidiario y un rostro que evocaba al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, el padrino político y antecesor de Rousseff que es investigado por presunto tráfico de influencias para una constructora, acusaciones que él niega.

Frente al Instituto Lula, en Sao Paulo, hubo una marcha de apoyo al expresidente y al gobierno que según los sindicatos reunió a 10 mil personas y según la secretaría de seguridad del estado tuvo 600 asistentes.

 

Rousseff no ha sido acusada formalmente ante la justicia y asegura que se enteró de la corrupción en Petrobras cuando el caso salió a la luz pública.

Pero muchos manifestantes se mostraban convencidos de que como expresidenta del Consejo de Administración de la petrolera fue responsable de los desvíos.

"Ella cometió un crimen durante la elección: recibió dinero sucio en la campaña", dijo Luiz Paulo Loureiro, un estudiante que fue a la protesta en Río para reclamar el impeachment presidencial.

"Más difícil"

En Río también hubo algún manifestante crítico del PT pero simpatizante de Rousseff.

"No quiero que ella salga, porque está permitiendo las investigaciones", señaló Antonio Carlos Melo, un profesor de administración pública de 58 años que se define "anti-PT y antipartidos que practican la corrupción".

"Estos políticos quieren sacarla (a Rousseff) porque está destapando la corrupción", agregó y dijo que se sumó a la protesta para que haya "un registro de la insatisfacción"

Al mismo tiempo, en los actos de Río y Sao Paulo se vieron manifestantes reclamando que los militares asuman el poder hasta convocar nuevas elecciones, algunos incluso vestidos con ropa típica de las fuerzas armadas.

 

"La intervención militar es la única solución (para) limpiar la corrupción", sostuvo Maria da Silva, una manifestante de 46 años en Río. "Ningún partido en el Congreso nacional representa a nuestra patria, porque hay mucha corrupción".

Brasil tuvo un régimen militar entre 1964 y 1985 responsable de diversas violaciones a los derechos humanos, incluida la tortura de opositores como la propia Rousseff, que fue detenida por pertenecer a un grupo guerrillero.

Rousseff, que ha rechazado la posibilidad de renunciar y la semana pasada criticó la "intolerancia" política, siguió las protestas junto a cuatro ministros desde Brasilia en el palacio presidencial de la Alvorada.

La presidenta evitó pronunciarse sobre las manifestaciones del domingo, pero su secretaría de comunicación indicó que todo transcurrió "dentro de la normalidad democrática".

Aunque fueron convocadas por distintos grupos no-partidarios mediante las redes sociales, las protestas contaron con el apoyo del partido opositor socialdemócrata PSDB.

Su excandidato presidencial, Aécio Neves, que perdió la segunda vuelta electoral de octubre por estrecho margen ante Rousseff, participó de una protesta en Belo Horizonte y dijo que la población "no aguanta más tanta impunidad, mentira y corrupción".

Algunos analistas creen que un acuerdo que el gobierno alcanzó la semana pasada con el líder del Senado para impulsar un paquete de medidas anticrisis dio cierto respiro a Rousseff y quitó presión a los pedidos de impeachment que analiza la Cámara de Diputados.

Eso disminuyó el interés en las manifestaciones de brasileños críticos del gobierno como José Soares Cardoso, un ingeniero electrónico de 37 años cuya empresa de tecnología asegura que sufre indirectamente la caída de las inversiones.

"No creo mucho en estas protestas contra el gobierno. Ya formaron un conchabo político con el Senado", expresó mientras caminaba por el barrio de Flamengo, lejos de la manifestación.

"Creo que hoy el impeachment es más difícil", concluyó.