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Cómo mandar una carta a una calle que no tiene nombre ni números

En el mundo, 4.000 millones de personas viven en sitios donde las calles no tienen nombre ni números y el correo no llega. Pero un empresario británico tuvo una idea que está cambiando la mayor favela de Brasil.

24horas Administrator

Martes 5 de mayo de 2015

"Donde las calles no tienen nombre", dice uno de los grandes éxitos de la banda irlandesa U2.

"Debe ser un infierno ser cartero allí", añadirían algunos con humor.

Sin embargo, es un tema muy serio en muchas partes del planeta. En el mundo real, cerca de 4.000 millones de personas viven en lugares donde las calles no tienen nombre ni números. De hecho, carecen de todo aquello que podría considerarse una dirección propiamente dicha.

Sin eso están fuera del mapa. No pueden obtener créditos bancarios, abrir un negocio, derecho al voto y servicios como electricidad.

Además, no tienen un cartero que llame a su puerta.

"La mayor parte de África, Asia y Sudamérica sufre este problema", le comenta a la BBC Chris Sheldrick, de 33 años, fundador y director ejecutivo de what3words ("qué tres palabras"), una pequeña compañía con sede en Reino Unido que ha ideado un nuevo sistema de direcciones para que el correo pueda llegarles a todos.

"Tratar de llevar a cabo un censo con indicaciones como 'cuatro postes de luz más allá desde la esquina' es muy ineficiente. Nosotros decimos: 'se puede hacer de una manera diferente'".

Nuevo código postal

En el pasado, los países sin un sistema adecuado de direcciones postales trataban de cambiar las cosas en el terreno, elaborando mapas de las áreas complicadas y copiando el sistema de los países desarrollados, es decir, poner nombres y números a las calles.

Sin embargo, como afirma Sheldrick, eso puede llevar una década: "Países como Ghana lo han intentado sin éxito. Allí, algunas viviendas tienen cinco direcciones diferentes estampadas en la entrada".

La empresa de Chris Sheldrick nació de su frustración con las direcciones tradicionales.

Desde luego, las coordenadas de latitud y longitud, así como el Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés), ya ofrecen una alternativa para localizar cualquier punto del planeta.

"Pero son susceptibles a errores y complicados para el ciudadano de a pie", advierte Sheldrick. "Debemos adoptar un nuevo código, algo que el ser humano común pueda decir: 'Esto es realmente fácil'".

Lo que Sheldrick hizo fue dividir el mundo en cuadrículas de 3x3 metros y asignarle a cada una de ellas una combinación de tres palabras.

"Si en el diccionario hay unos 40.000 términos, obtienes 64 billones de combinaciones".

La oficina de Sheldrick en el oeste de Londres tiene la dirección "index.home.raft", mientras que este artículo fue escrito en "speaks.nests.loans".

Un sistema de algoritmos le asigna a cada cuadrícula tres palabras específicas.

La condición para que la solución del empresario británico funcione es que la gente acepte la idea y la aplique en su vida cotidiana.

En sitios donde las personas no tienen otra forma viable de identificar dónde viven, podría ser una forma muy útil de aparecer en el mapa, siempre y cuando tengan cierto acceso a internet.

Impulso en las favelas

El servicio de what3words es gratuito para el público y a él puede accederse en forma de app. La compañías, en cambio, deben pagar para obtener una licencia e incorporarlo a sus propios productos.

"Hasta ahora 25 empresas lo han adoptado", precisa Sheldrick.

El emprendedor dice que what3words no ha necesitado embarcarse en una intensa campaña de promoción, ya que su producto se difundido con el boca a boca.

La idea está cambiando la situación en Rocinha, la mayor favela de Río de Janeiro.

"La gente se acerca a nosotros", asegura. "No es común que alguien desafíe el concepto de lo que debe ser una dirección. Los que se fascinan con la idea se convierten en grandes promotores, la difunden con vehemencia".

En algunas partes del mundo, el nuevo concepto ya está rindiendo sus frutos.

La ciudad de Río de Janeiro, en Brasil, alberga el mayor barrio marginal o favela del país, el distrito de Rocinha, donde viven unas 70.000 personas.

Debido a la forma azarosa en la que esta zona se desarrolló, su laberinto de calles y callejones nunca ha tenido un sistema de direcciones adecuado.

Pero una compañía local, el Grupo Carteiro Amigo (Cartero Amigo), ha encontrado maneras de superar esa desventaja.

Fundada en 2000, la firma afirma que su meta es "devolverles a los residentes uno de sus derechos básicos", es decir, que puedan recibir correspondencia.

El sistema postal brasileño no está obligado a proveer un servicio completo en la favela. Por eso, Carteiro Amigo estableció su propio sistema. Ahora 4.000 familias en Rocinha pagan 18 reales (unos US$6) al mes para que cartas y paquetes puedan llegar a sus casas.

El empresario Carlos Pedra da Silva le dice a la BBC que se le ocurrió la idea cuando trabajaba realizando censos, recabando datos de los habitantes de la favela.

Al darse cuenta que muchos de ellos desconocían sus propias direcciones, les preguntó si estarían dispuestos a pagar por recibir correspondencia. "Las respuestas fue favorable en casi un 100%", recuerda.

Cuando Da Silva se enteró de la existencia de what3words, se dio cuenta de que respondía perfectamente a las necesidades de Carteiro Amigo y unió fuerzas con Sheldrick. Ambos crearon un proyecto piloto para adoptar el nuevo sistema de direcciones en Rocinha.

Sheldrick considera que esta iniciativa es un ejemplo perfecto de cómo el sistema de direcciones de what3words puede hacer la diferencia.

"La gente me decía: 'Quiero recibir los zapatos que compro de la misma manera que lo hacen en otros lugares".

Sistema multilingüe

Naturalmente, para llegar al mercado brasileño what3words tuvo que crear direcciones de tres palabras en portugués, además de inglés.

Un diagrama de what3words para un rincón de Londres.

De hecho, el sistema está actualmente disponible en ocho idiomas, entre ellos francés, español, ruso, alemán, turco y sueco.

Asimismo, what3words está trabajando en versiones en italiano, griego, árabe y swahili.

Sheldrick emplea a ocho personas a tiempo completo, pero contrata temporariamente a expertos en lenguas cuando necesita crear una nueva base de datos de palabras.

Y tiene muchos otros idiomas en sus planes.

"Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo, pero no tiene nada que se parezca a un sistema de direcciones como los que que existen en el mundo desarrollado", dice.

Sheldrick, a quien se le ocurrió la idea por la frustración que le causaban los dispositivos de navegación satelital, se imagina muchos otros usos para los códigos postales de what3words.

"Los puedes utilizar para algo más que la correspondencia. La gente puede decir: 'Te encuentro allí' y precisar la dirección.

"¿Quién sabe? Quizás esas tres palabras terminen reemplazando a las direcciones tradicionales".