Click acá para ir directamente al contenido

Egipto cambia de Constitución pero la historia se repite

El 98,1% de los electores aprueba el nuevo texto constitucional pero la asistencia a las urnas no supera el 39%. De la lectura de estos números dependerá la decisión del general Al Sisi de candidatearse a las elecciones.

24Horas.cl TVN

Sábado 18 de enero de 2014

El 98,1% de los egipcios aprobó la nueva Constitución en el referendo celebrado el 14 y 15 de enero, lo que abre el camino para nuevos comicios generales y ratifica al general Abdel Fattah al Sisi como uno de los grandes candidatos a ganar esas elecciones, si decide presentarse.

Sin embargo, en Egipto, el resultado de los comicios, las consultas o los plebiscitos suele ser tan importante como otra cifra: el tradicional bajo porcentaje de asistencia a las urnas. Este referendo no ha sido la excepción: solo el 38,6% se acercó a votar.

El presidente de la comisión electoral, Nabil Salib, dijo que unos 20 millones y medio de egipcios, de los casi 53 millones llamados a las urnas, sufragaron en el plebiscito.

La nueva Constitución reemplazará al texto redactado durante el gobierno del presidente Mohamed Morsi, en diciembre de 2012, que fue aprobado por el 63,8% de los egipcios en una consulta popular que no superó el 32,9% de asistencia a las urnas.

Si Al Sisi se presenta como candidato y gana los comicios, su nombre se sumará a la larga lista de militares que han gobernado el país como Gamal Abdel Nasser, Anuar Sadat y Hosni Mubarak. Pero aunque no lo haga, el poder del Ejército ha quedado bien resguardado en el texto aprobado en el referendo.

Por ejemplo, durante los dos primeros períodos presidenciales, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF) nombrará al ministro de Defensa. Este artículo, que no tiene equivalente en la Constitución de 2012, implica que el presidente no podrá decidir libremente sobre la elección del jefe militar del país.

Otro artículo especifica que el presupuesto militar estará más allá de la supervisión civil.

Sin sorpresas

En una elección donde la opción del "SÍ" fue impulsada por un gobierno con total acceso a medios de comunicación públicos y privados, con la capacidad de movilizar recursos masivos y empapelar calles y paredes de las principales ciudades del país, y con la voluntad de incluso arrestar a aquellos que hicieran proselitismo por el "NO", el hecho de que haya triunfado la primera alternativa sobre la segunda no ha generado grandes sorpresas.

Los partidarios de Al Sisi ya lo imaginan al frente del futuro gobierno egipcio.

La campaña por el "NO" apenas pudo desplegar sus argumentos de rechazo al nuevo texto constitucional.

Lo que se interpretó como un intento del general Al Sisi, el jefe del Ejército que encabezó el golpe de Estado contra Mohamed Morsi, por legitimar en las urnas su decisión de expulsar del poder a los Hermanos Musulmanes, requería de una votación masiva a favor de su iniciativa.

Lea: "El referendo en Egipto es visto como un 'voto en la revolución'"

Esa necesidad inspiró una campaña a favor del "SÍ" que constantemente recordó a los electores su deber patriótico y quizás inspiró las rápidas y optimistas declaraciones de Salib luego de cerradas las urnas, cuando dijo a la televisión estatal que la participación había sido más alta que en consultas anteriores, aunque sin presentar ninguna cifra precisa.

Como explica el periodista de la BBC en El Cairo, Kevin Connolly, en términos de asistencia a las urnas, "el gobierno interino puede decir que derrotó a los islamistas en el duelo por la legitimidad constitucional, aunque no por tanto como hubiese esperado".

Pero en Egipto, los bajos índices de asistencia no suelen hacer reflexionar a aquellos que convocan elecciones ni se interponen en los proyectos políticos de los grupos de poder. Si fuera así, Mubarak se hubiera cansado pronto de sus simulacros de elecciones generales celebrados durante décadas, con un candidato único -él- en las listas de votación.

Por eso tampoco sería una sorpresa que, aun con un 38,6% de participación electoral, Al Sisi se enfocara más en la otra cifra -el 98,1%- y se presentara como candidato a presidente en las próximas elecciones generales.

Todos votan, pero no en las mismas elecciones

En 2012, la primera oportunidad que tuvieron los egipcios de elegir a un presidente libremente, solo el 50% del electorado se presentó a votar.

"Es cierto que los candidatos que disputaron la presidencia en ese momento eran vistos por muchos como muy poco inspiradores, pero tampoco se puede negar que la ausencia de una cultura democrática luego de décadas de gobierno autocrático jugó su parte", recordó Connolly.

Los enfrentamientos entre partidarios de Morsi y las fuerzas de seguridad no se han detenido.

El hecho de que solo votó la mitad de los electores y que tan solo el 51,9% de esa mitad votó por él, no pareció ameritar en Morsi una reflexión sobre la polarización del país que le tocaba gobernar.

Si no, es difícil de explicar cómo el panel de 100 personas que redactó la nueva Constitución del país en diciembre de 2012 tuviera una influencia tan dominante del ala islamista, mientras el presidente insistía en que deseaba construir un "estado democrático, civil y moderno".

Tampoco fue un obstáculo para Morsi legitimar esa nueva Constitución basado más en el dato de que el 64% votó a favor de su propuesta, que en la cifra que indicaba una asistencia a las urnas que no superaba el 33%.

Los grupos más liberales del país, que promueven un Egipto secular, boicotearon el proyecto constitucional de los Hermanos Musulmanes y, ahora, los electores que comulgan con una nación donde la religión juegue un papel clave en los asuntos de Estado han pagado con la misma moneda.

Como indica Connolly, teniendo en cuenta ambos boicots se puede decir que en los pasados dos referendos un 70% de los egipcios dieron su veredicto sobre dos visiones muy distintas de país, "solo que no lo hicieron al mismo tiempo".

Críticas y elogios

Pero el nuevo texto constitucional no solo ha sido criticado por los partidarios de Morsi, que lo llamaron "la constitución manchada de sangre", sino también por grupos liberales.

"Esta Constitución nos llevará de vuelta al régimen represivo de (Hosni) Mubarak", expresó a la BBC Ramy Sayed, del Movimiento 6 de abril, que encabezó la reciente revolución.

Las críticas de algunos liberales egipcios apuntan a un artículo del nuevo texto sobre los tribunales militares, que especifica que los civiles pueden ser juzgados en ellos por "ataques directos" a instalaciones, personal, equipo, documentos o fondos militares.

Otras agrupaciones liberales, como el popular movimiento Tamarod –que en español significa ‘revolución’ y que encabezó las protestas civiles contra Morsi- apoyó el voto por el "SÍ" y respaldó muchos aspectos de la nueva Constitución.

Por ejemplo, bajo el texto constitucional impulsado por el gobierno cívico-militar, el Islam seguirá siendo "la religión del Estado" y los "principios de la Sharia" continuarán siendo "la principal fuente de legislación"; pero los partidos no podrán ser "formados sobre la base de religión, género, raza o geografía" (la Constitución anterior decía solamente que los partidos no podrían "discriminar" con base en la religión).

Otro de los artículos especifica que, por primera vez, el Parlamento tendrá la facultad de remover a un presidente electo y procesarlo.

Conozca lo que estaba en juego en el referendo.