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El hombre tras las curvas del Jaguar

Malcolm Sayer fue el genio que creó los seductores, ágiles y felinos Jaguar clásicos. Con sus conocimientos matemáticos y científicos se adelantó al diseño asistido por computador e hizo del aerodinamismo un arte.

24Horas.cl TVN

Sábado 15 de junio de 2013

Redacción BBC

El Jaguar E-type sigue siendo uno de los autos más deseados del mundo. El hombre que diseñó esas curvas fue un pionero en la aerodinámica de coches, como confirma el crítico y fanático de Jaguar Jonathan Glancey en este artículo para la BBC.

Siendo justos, Malcolm Sayer debería ser uno de los diseñadores británicos más famosos.

Sus excepcionales logros incluyen el mundialmente famoso Jaguar E-type, uno de los autos más bellos y seductores, y el D-type de carreras, una impresionante máquina que ganó las 24 horas de Le Mans tres veces seguidas en los años 50.

Sin embargo, muy poca gente lo ha oído nombrar. Y menos gente conoce su rostro o puede decir algo sobre su vida.

Por mucho tiempo quise saber quién era este discreto genio que vivió tras bambalinas.

Como entusiasta de los Jaguar desde que era muy pequeño, he sido dueño, restaurado y corrido -aunque nunca en rallies- varios Jaguares de seis y 12 cilindros incluyendo, afortunadamente, los legendarios modelos D y E.

Los coches de turismo, diseñados por Sir William Lyons, fundador y director de Jaguar por muchas décadas, son unas máquinas estilizadas, voluptuosas y gloriosamente pícaras.

No obstante, desde sus "cabinas de mando", los incomparables autos deportivos y de carreras de Sayer son ágiles, livianos, felinos... son más bien aviones de caza sin alas: Spitfires o Hawker Hunters del camino.

Belleza matemática

Esos símiles no son exagerados pues Sayer fue un matemático refinado e imaginativo y un experto en aerodinámica, que trabajó durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial en la industria aeronáutica para el de Havilland y Bristol Aeroplane Company.

Llegó a Jaguar con esos conocimientos así como con métodos de construcción de aeroplanos livianos. Además le dio al Jaguar un estilo sublime.

Pero a él no le habría complacido que le llamaran "estilista": la belleza de sus carros era producto de un proceso de diseño estrictamente racional y científico.

Sus métodos científicos eran tan intensos que pocos, o ninguno, de sus colegas llegaron a entenderlos bien.

Mientras estaba estudiando en la Universidad de Bagdad, poco después de la guerra, conoció a un profesor alemán.

"Ese caballero le enseño un sistema para diseñar formas matemáticamente. Hoy en día les llamarían diseño asistido por computadora (CAD, por sus siglas inglesas)", dice el historiador de automovilismo Philip Porter.

Puro Sayer

Físicamente, Sayer era un gigante pero, aunque fue un caricaturista talentoso y un padre que entretenía a sus tres hijos, era tímido, reservado y, como la mayoría de los que trabajaban entre bastidores, no muy bien pagado.

Era además un músico aficionado y un entusiasta de las acuarelas. Era un tipo especial de artista: alguien que hacía arte a través de la ingeniería y, con la ayuda de bitácoras y reglas de cálculo, de la ciencia.

El legendario jefe de pilotos de prueba Norman Dewis, de 92 años de edad, recuerda que "él tenía un folio de papel pegado a lo largo de toda su pared. En ese papel había curvas y líneas de colores. Cada seis pulgadas había líneas verticales con figuras. Yo solía decirle: '¡No puedo siquiera ver un auto ahí!'".

Las pruebas para sus prototipos eran especiales: le pegaban lana a la carrocería y Sayer conducía al lado del auto lanudo para observar qué efecto tenía el flujo del aire en el chasis.

Y era perfeccionista. "Alguien decidió que el capó se vería lindo con una insignia de Jaguar y cuidadosamente la hendió para que quedara nivelada. Cuando Malcolm la vio insistió en que la quitaran", recuerda un antiguo empleado de Jaguar, Mike Kimberley.

"Desde su punto de vista, eso le restaba pureza a sus cálculos".

Uno de los grandes

Su hija mayor, Kate, piensa que su padre habría querido que Jaguar hubiera mostrado más aprecio por lo que hizo y cree que murió de dolor a los 54 años.

Eso es, por supuesto, difícil de confirmar.

Hubo otros diseñadores muy talentosos trabajando en la industria manufacturera británica en esa época que evitaron la notoriedad o nunca fueron invitados a salir de las sombras.

Desde su punto de vista, no estaban haciendo más que su trabajo, de la mejor forma posible.

El tipo de fama, riqueza y gloria que vienen de ganar en Le Mans o darle forma a un carro como el tremendamente deseable E-type pertenecía a la compañía para la que trabajaban.

La época en la que vivió Sayer no fue una era de diseñadores "estrella".

Pero tanto su familia, como Norman Dewis -su principal piloto de pruebas-, Sir Stirling Moss -quien corrió en sus autos-, los historiadores de automovilismo y los amantes del Jaguar, todos creen que Sayer es uno de los grandes de verdad.

Sus mejores diseños todavía se usan mucho en las carreteras y pistas de carreras, e incluso se vuelven a construir. Y el espíritu de su formidable talento casero sigue corriendo.