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El polémico San Vladimir de 11 metros que Putin acaba de inaugurar en el corazón de Moscú

La estatua está dedicada a un señor de la guerra que extendió el cristianismo ortodoxo en un antiguo estado eslavo y que Rusia y Ucrania consideran padre fundador. Y está envuelta en polémica.

BBC Mundo

Sábado 5 de noviembre de 2016

A partir de ahora, el Kremlin lo vigila un Vladimir gigante.

Se trata de una estatua de 11 metros que el homónimo presidente de Rusia, Vladimir Putin, inauguró la mañana de este viernes en el corazón de Moscú.

Está dedicada a San Vladimir, también conocido como Vladimir el Grande o el Gran Príncipe, quien se convirtió al cristianismo ortodoxo en el año 988 e inició la cristianización de la Rus de Kiev, el estado eslavo antiguo que Bielorrusia, Ucrania y Rusia reivindican hoy como el origen de su legado cultural.

"El Príncipe Vladimir pasó a la historia como el unificador y defensor de las tierras rusas, como un político visionario", dijo Putin al revelar la figura este viernes, justamente el Día de la Unidad en Rusia.

"Ahora nuestro deber es ponernos de pie y enfrentar juntos los retos y las amenazas modernas, basándonos en su legado espiritual".

 

Sin embargo, no todos piensan así y la colocación de la estatua ha estado envuelta en polémica desde que se ideó.

La idea fue originalmente de la Sociedad Militar Histórica Rusa (RVIO), encabezada por el ministro de Cultura, homónimo también, Vladimir Medinsky.

A principios del año pasado la sociedad puso en marcha una competición para licitar la obra, que ganaron el escultor Salavat Shcherbakov y el arquitecto Vasily Danilov.

La principal crítica viene de aquellos que insisten en que San Vladimir no tiene relación histórica alguna con Moscú, ya que la primera mención a la ciudad data de 1147, un siglo después de su muerte.

Señor de la guerra

Y varios historiadores destacan que la brutalidad de este señor de la guerra no lo hacen merecedor de tal honor.

Además, matar a su propio padre y su hermano, Vladimir el Grande, tras capturar la ciudad de Polotsk en el año 980, violó a la hermana del príncipe Rogneda y la forzó después a ser su esposa.

También hay quien rechaza la politización del personaje y lo que consideran su uso propagandístico.

 

Y es que el santo patrono de Rusia se ha convertido en una figura bastante útil para replantear un reclamo político más amplio: los objetivos del Kremlin en Crimea y Ucrania.

Ya el año pasado el presidente ruso habló de Crimea casi como de tierra sagrada de Rusia y retrató la península -que pertenecía a Ucrania y fue anexionada por Moscú en 2014- como fuente espiritual del nuevo Estado ruso.

Allí fue bautizado San Vladimir antes de convertir a su gente. Kiev, en cambio, considera propias tanto Crimea como la figura de San Vladimir.

Por otra parte, hay también quien menciona, como el prominente escritor y crítico con el gobierno Oleg Kashin, que la gigante estatua responde al culto a la personalidad de Putin.

Zona protegida

Y luego están las críticas por el lugar que han elegido para erigirla.

En un principio la estatua iba a colocarse en la Colina de las Golondrinas, supervisando la capital rusa, pero dado las inestables condiciones geológicas del lugar y ya que iba a medir 30 metros y pesar 300 toneladas, las autoridades cambiaron de opinión.

También tuvo que ver en ello una campaña en contra que recogió más de 80.000 firmas.

Finalmente, tras una consulta pública y después de que la Comisión de Arte Monumental de la Duma de Moscú haya aprobado la ubicación, se ha erigido en la plaza Borovitskaya.

 

El lugar es parte del Kremlin, la ciudadela de Moscú, una zona protegida en la que no están permitidas las edificaciones nuevas.

Ya a principios de este año la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) advirtió a las autoridades rusas que en caso de que la estatua no respetase el área, el Kremlin podría salir de la lista de Patrimonio de la Humanidad en la que fue incluido en 1990.

Pero el gigante Vladimir ya está allí, vigilante, en el corazón de Moscú.