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El renacer de las icónicas estatuas gigantes en las carreteras en EE.UU.

Quien haya salido de viaje por las carreteras de Estados Unidos se habrá topado con unas estatuas gigantes que, tras 5 décadas a la intemperie, estarían en vías de extinción si no es por el esfuerzo de un dedicado restaurador. Se las conoce como "hombres mofle", Muffler Men.

BBC Mundo

Domingo 24 de julio de 2016

Quien salga de viaje por las carreteras de Estados Unidos tarde o temprano se topará con una estatua gigante, tal vez de un vaquero, un jefe indígena o un leñador.

Muchas de esas estatuas,erguidas hace casi medio siglo, se están desbaratando. Pero un dedicado hombre y sus amigos están localizándolas y dándoles nueva vida.

En el piso de concreto de un garaje en Illinois, yacen los restos de un gigante. Su cabeza es del tamaño de un armario, su abultado torso más grande que una cama doble.

Ese coloso de 7 metros de altura estuvo parado frente a lo que en una época fue la atracción turística Two Bit Town, ahora abandonada, en Lake Ozark, en el corazón del medio oeste estadounidense.

El Jefe Bagnell, el apodo con que se le conocía, fue una de miles de estatuas gigantes diseñadas para atraer a los automovilistas pasando por las carreteras del país.

Las figuras también eran un elemento habitual frente a los talleres de reparación de autos, frecuentemente portando un gran tubo de escape -mofle como le dicen en algunos países, por el "muffler" inglés- y por eso ahora se les conoce como"Hombres Mofle".

Ahora están siendo renovadas gracias a Joel Baker, un técnico de sonido para televisión de profesión que es el principal restaurador de estas figuras de fibra de vidrio hechas en los años 60 y 70.

 

"Durante años estas figuras han soportado el tiempo y el viento. Algunas han sido estrelladas por automóviles", dice Baker mientras deambula entre un cobertizo lleno de piezas desparramadas.

Con la ayuda de tres amigos, ha invertido sus noches durante los últimos tres meses pelando capa tras capa de pintura del cuerpo del Jefe Bagnell.

Han rellenado las grietas y cuidadosamente brillado alrededor de cada una de las plumas del penacho del guerrero y de cada arruga de su cara.

Lo que Baker había empezado como un hobby hace cinco años, localizando las estatuas creadas por International Fiberglass, una empresa de construcción de barcos en California, se ha transformado en una misión para salvarlas y repararlas.

La empresa empezó a construir figuras gigantes humanas en 1964, cuando un restaurante en Arizona ordenó una estatua modelada en Paul Bunyan, un legendario leñador del folklore estadounidense.

A lo largo de la siguiente década, construyó cientos más, de las cuales entre 180 y 200 sobreviven, según Baker.

Después de Paul Bunyan siguieron los vaqueros, golfistas, piratas y campesinos de aspecto bobalicón que anunciaban de todo, desde llantas hasta campos de golf.

"Estos gigantes estaban por todas partes de Estados Unidos", señala Baker.

El primer modelo indígena fue comprado por la concesionaria de autos Pontiac, mientras los vaqueros eran hechos para las estaciones de gasolina Phillips 66.

Pero también hay unas 20 modelos femeninas, llamadas Chicas Uniroyal y comisionadas por la fábrica de llantas Uniroyal en 1966.

Algunas están vestidas en bikini, otras de falda, playera y tacones.

De acuerdo a las sensibilidades de hoy en día, las chicas en bikini, el estereotípico indígena estadounidense y el campesino bobalicón podrían considerarseinapropiados.

Sin embargo, reflejan los valores de la época, así que no sorprende que la mayoría de los Hombres Mofle fueran blancos.

"El héroe estadounidense era este fornido tipo que iba a cambiar tu llanta o talar tu árbol", explica el autor Doug Kirby, uno de los fundadores del sitio internet RoadsideAmerica.com que muestra en mapas la ubicación de los gigantes.

"Por supuesto que todo eso es muy políticamente incorrecto ahora".

 

Para Baker y sus adeptos, los Hombres Mofle son la epítome de la cultura de la carretera y la producción en masa de los años 60, pero la idea de construir modelos de proporciones épicas para atraer la clientela itinerante se remonta mucho más lejos en la historia estadounidense.

El patriarca fundador fue James V Lafferty, que construyó un elefante de seis pisosen una franja costera rural al sur de Atlantic City, Nueva Jersey, en 1881.

El propósito de la Elefanta Lucy era atraer compradores de inmuebles y visitantes. Todavía está en pie como una atracción turística, habiendo sobrevivido el huracán Sandy, en 2012.

En 1882, Lafferty solicitó una patente para construcciones gigantes "en la forma de cualquier otro animal que no fuera un elefante, como un pez, ave, etc.", que afirmaba se había inventado.

 

Uno de los primeros ejemplos de esta gigante y novel arquitectura al lado de las carreteras era una botella de madera de 20 metros de altura, de brillante color naranja en las afueras de Auburn, Alabama.

Construida en 1921 para publicitar los refrescos Nehi y anunciada como "la botella más grande del mundo", la estructura albergaba una estación de servicio, tienda de víveres y espacio residencial.

Se quemó alrededor de 1936 pero la zona en el mapa todavía se conoce como La Botella.

 

Los comerciantes siempre dependían de imágenes en lugar de palabras para publicitar su mercancía a la multilingüe población inmigrante en EE.UU., dice Brian Butko, un historiador cuyos libros incluyen Roadside Giants (Gigantes de la Carretera) y Roadside Attractions (Atracciones de la Carretera).

Con el tiempo, el tamaño se volvió importante.

"Es mucho más difícil llamar la atención cuando los autos están pasando a 80 kilómetros por hora", indica Butko. "Ahí fue cuando los gigantes de la carretera empezaron. Estaban tratando de atraer a la gente de la carretera desde una gran distancia".

Cuando los viajes en carretera de la época moderna realmente se volvieron populares, después de la Segunda Guerra Mundial, con la creciente posibilidad de comprar autos y el nuevo sistema de carreteras interestatales, más y más comercios empezaron a competir en el servicio de los automovilistas cansados.

 

"Muchas de las personas con quienes hablo dicen que los Hombres Mofle les recuerdan a su infancia durante los 60", relata Joel Baker. "Se acuerdan de estar en el asiento de atrás del auto de papá, la marca y modelo del vehículo y pasando frente al restaurante que fuera donde estaba el Hombre Mofle".

Pero así como los Hombres Mofle se multiplicaron gracias al éxito de la industria automovilística, sufrieron cuando esta tambaleó en los 70. La empresa International Fiberglass cerró operaciones en 1972 y, lentamente, las actitudes hacia los gigantes empezaron a cambiar.

"Había una sensación de vergüenza frente a estos modelos", explica Butko, cuando la crisis energética y subsiguiente recesión que ocasionó el cierre de concesionarias, estaciones de gasolina y talleres de mecánica. Los nuevos autos más eficientes no tenían necesidad de parar en la pequeñas poblaciones y seguían de largo.

 

Muchos de los Hombres Mofle fueron "simplemente desechados", dice Joel Baker.

Entre aquellos que fueron abandonados, ha descubierto muchos en pésimas condiciones, con brazos y cabezas desprendidas.

Ese contraste entre sus memorias de infancia de estos modelos y su actual estado es lo que lo motivó para tomar acción.

Y parece que las comunidades están empezando a apreciar estas figuras de nuevo, a medida que otros elementos auténticos de la carretera como las cafeterías y las estaciones de gasolina desaparecen.

"En muchos lugares, pasaron de ser objetos cursis que la mitad de la población odiaba a ser preciados emblemas", comenta Kirby.

Las empresas también están aprovechando su poder de atracción una vez más.

 

Shawn Fennel, que es dueño de un taller mecánico de autos clásicos cerca de Nashville, Tennessee, pagó US$20.000 para colocar un Hombre Mofle frente a la entrada, el año pasado. Lo transportó a lo largo de todo el país desde El Monte, California.

"Todos los días para alguien y se toma una foto", asegura Fennel.

Doug Kirby dice que los viajeros también se están interesando más y algunas veces se desvían de su ruta para ver uno.

"Hay consciencia de que una atracción de carretera o un modelo es algún tipo de rareza", señala. "Es diversión, algo que es bastante sencillo, como siempre lo fue".

 

Así que los Hombres Mofle creados en los 60 continúan haciendo su trabajo.

En el garaje, Joel Baker y su equipo lentamente revitalizan al gigante jefe guerrerocon miras a reinstalarlo en Lake Ozark, este verano.

Dos colegas rocían el modelo con una capa de base para prepararlo para pintarlo. Baker toma unos pasos atrás y sonríe con satisfacción.

"Estos gigantes ejercen una atracción", dice. "Por eso fueron creados, para atraer la atención. Y funcionó".