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El romántico que arrojó miles de mensajes de amor en botellas que le costaron airadas reprimendas

Un viudo en Reino Unido se ganó la ira de varias personas y una denuncia ante las autoridades tras lanzar 2.000 botellas a las aguas por todo el país en busca de amor.

BBC Mundo

Viernes 28 de julio de 2017

El hombre quería buscar amor y lo hizo a la antigua, muy a la antigua: puso mensajes en miles de botellas que arrojó a ríos y el mar por todo Reino Unido.

Parece que le dio resultado porque dice haber recibido decenas de propuestas para un potencial encuentro.

Pero también se ganó la ira de algunos que lo acusaron de contaminar el medio ambiente y lo denunciaron ante las autoridades.

Craig Sullivan, un viudo de 49 años de North Lanarkshire, cerca de Glasgow, Escocia, lanzó 2.000 botellas en lugares prístinos la semana pasada.

Sullivan afirmó que su búsqueda atrajo 50 ofertas de compañía.

No obstante, está metido en líos con la Agencia de Protección Ambiental de Escocia (SEPA, por sus siglas en inglés) por arrojar más de 100 botellas en el rio Cree, en los condados de Dumfries y Galloway.

SEPA informó que las botellas han sido recogidas por los vecinos del río que se molestaron por su acción.

"Menos elegante"

Sullivan, que dirige una firma consultora en Londres, dijo que ideó el plan de las botellas después de la muerte de su esposa, Julia, por cáncer de mama hace un año y medio.

Explicó que quería encontrar a alguien que le hiciera compañía y que se inspiró en la canción del grupo de rock The Police Message in a Bottle ("Mensaje en una botella").

La canción habla de un hombre solitario en una isla desierta que arroja al mar un mensaje en una botella: "un S.O.S. al mundo".

El hombre despierta un día para encontrar "miles y millones de botellas" traídas por las olas a su playa.

A Sullivan le pareció una buena idea y decidió hacer algo al respecto, escribió en su blog.

"Los canales normales para este tipo de cosas (sitios de contacto, amigos, servicios de búsqueda de parejas) me parecieron cliché o, de alguna manera, menos elegantes, de menos intenciones nobles que lo que yo tenía en mente".

Añadió: "Armado con mapas, gráficas de mareas, una casa rodante, datos móviles 4G y aprovisionamiento calculé que en una semana conduciendo por Reino Unido probablemente podría enviarlas a playas de todo el mundo".

Pero inicialmente el tiro le salió por la culata, cuando una mujer le escribió: "Hola, Craig. Me encanta tu romántica idea pero, por favor, recapacita antes de arrojar estas botellas al mar. Muchos de nosotros pasamos horas recogiendo basura de la playa".

"¿Qué tal si te vinculas a un grupo de limpieza? Podrías empezar un hobby y conocer a alguien también. ¡Merecemos amor y playas limpias!".

Otra persona que escribió no fue tan amable: "¿Podríamos arrestar, frenar, educar o hacer algo con este imbécil? No puedo creer que pueda botar toda esta basura al océano sin ser castigado".

Respuestas negativas y positivas

Eso fue lo que casi le pasó cuando lanzó unas 200 botellas en el río Cree, en Escocia, un criadero de salmón.

Su acción resultó en un furioso mensaje de un residente que lo denunció a SEPA. "Tu total desprecio por este hermoso y limpio río es palpable. No regreses".

Un portavoz de la agencia ambiental aseguró que no hubo contaminación ambiental del río por las botellas y que casi todas fueron recogidas rápidamente por los residentes del lugar.

Sullivan le dijo a la BBC que desistió de su misión tan pronto se percató de la ira que estaba generando.

"El abuso que recibí no fue muy bueno. En algunas ocasiones se les fue la mano. Nunca fue mi intención dañar el medio ambiente. Fue un accidente, inocencia, además de estupidez en la ejecución", expuso Sullivan.

"Mi intención fue enviar una pequeña botella de amor con un mensaje a alguien desconocido", expresó. "Lo siento verdaderamente por causar malestar a la gente pero no me arrepiento de lo que hice".

No tendría por qué estarlo. Sullivan asegura que ha recibido respuestas de 50 mujeres interesadas en conocerlo, incluyendo una de Irlanda y otra de la costa occidental de Escocia.

La travesía de Sullivan por Reino Unido empezó el 20 de julio, y lo llevó por Inglaterra, Gales y su última parada en Escocia.