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El secreto de las enormes mandíbulas de los escarabajos lucánidos

El feroz combate entre machos ha permitido observar y revelar el secreto de la fuerza de las enormes mandíbulas de los escarabajos lucánidos, también conocidos como "ciervos volantes".

24Horas.cl TVN

Lunes 7 de abril de 2014

Victoria Gill BBC

¿Cómo puede una mandíbula tan desproporcionadamente grande morder tan fuerte?

La larga mandíbula de los escarabajos lucánidos (que al ser similar a una osamenta es la inspiradora de su nombre común) no debería en teoría producir mordidas muy fuertes.

Para investigar este misterio, científicos de la Universidad de Antwerp, en Bélgica, midieron la fuerza de las mordidas que estos insectos podían producir y filmaron combates de machos para evaluar su potencia.

Los resultados de estas observaciones fueron publicados en la revista especializada Journal of Experimental Biology.

Los llamados ciervos voladores no usan sus impresionantes mandíbulas para comer, como uno podría esperar, sino para atraer a las hembras y para pelear con otros machos por el territorio.

Los lucánidos son una familia de coleópteros que incluye más de 900 especies.

"Parecen muy feroces", le contó a la BBC Jana Goyens, quien lideró este estudio.

"Pero largas mandíbulas no deben ser muy eficientes para transferir fuerza de mordidas muy grande, desde un punto de vista mecánico que no deberían morder con mucha fuerza".

Esto es porque la fuerza generada por los músculos de la cabeza tiene que ser transferida hacia el extremo de cada mandíbula. Por lo tanto, al igual que una palanca muy larga, la fuerza tiene que recorrer una gran distancia.

Uno puede experimentar esta regla mecánica con su propio cuerpo: si se estiran los brazos hacia adelante y se presionan las manos juntas, es difícil producir mucha fuerza.

Pero al acercar las manos al pecho, uno puede empujar una palma contra la otra con mucha más fuerza.

Lucha de titanes

Los machos lucánidos tienen mandíbulas más grandes que las hembras.

Goyens propició y filmó luchas entre lucánidos machos para determinar la distancia entre sus mandíbulas cuando atrapan a su oponente.

Luego, la investigadora midió la fuerza de mordida que los escarabajos podían producir en el extremo de sus mandíbulas y estudió escáneres de la anatomía interna de la cabeza.

Estas mediciones revelaron primero que la cabeza de los machos es mucho más ancha que la de las hembras.

"Eso abre espacio para potencias de palanca más grandes", explicó Goyens. Como los mangos de una pinza, hay una gran palanca dentro de la cabeza del escarabajo que se articula con cada una de sus mandíbulas.

"Y eso aumenta la fuerza".

"En segundo lugar, su cabeza entera está llena de estos músculos para cerrar las mandíbulas", agregó la científica.

"La forma de la cabeza en los machos está adaptada para hacer lugar a estos músculos enormes. Y por supuesto, cuanto más grandes son los músculos, más grande es su fuerza".

De acuerdo a Goyens, este es un ejemplo de lo extremos que pueden ser los cambios evolutivos.

"La selección sexual ha tenido un enorme impacto en su anatomía", dijo la experta.

"Para mantener sus mandíbulas como un arma útil tuvieron que cambiar toda su cabeza".

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