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¿Es posible realmente controlar el clima?

Durante mucho tiempo hemos intentado hacer que llueva y ahora los científicos pretenden controlar los rayos de las tormentas con láseres y los huracanes con fugas de petróleo. ¿Pero es factible?

24Horas.cl TVN

Viernes 9 de mayo de 2014

Con 2.000 tambores, 15.000 intérpretes diversos y enormes cantidades de fuegos artificiales, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008 fue un espectáculo deslumbrante.

También fue una ceremonia seca. En vísperas del acontecimiento, celebrado durante la temporada de lluvias, las autoridades chinas dispararon 1.100 cohetes al cielo en un esfuerzo por interceptar y desencadenar chaparrones antes de que alcanzaran la capital.

La noche de la ceremonia hubo 100 mm de lluvia en la ciudad vecina de Baoding, pero nada en Pekín. ¿Esto prueba de que podemos controlar el clima?

Hace casi 70 años, científicos de EE.UU. sugirieron por primera vez sembrar partículas en las nubes para estimular las precipitaciones y el estado de California ha estado utilizando esta técnica durante 50 años.

"El interés este pasado año ha sido mucho mayor debido al estado de sequía en California", dice Jeff Tilley, director de modificación meteorológica del Instituto de Investigación del Desierto en Reno, Nevada.

Se están utilizando diversas formas de sembrar partículas en las nubes, dependiendo de las condiciones dominantes. En California, a menudo se hace durante el invierno cuando las temperaturas dentro de las nubes están muy por debajo de la congelación.

El agua muy pura puede permanecer líquida muy por debajo de los cero grados centígrados, y las nubes contienen gotitas pequeñas de esta agua "superfría" que son demasiado ligeras como para caer como lluvia o nieve. La siembra de nubes conlleva añadir cristales de un material como yoduro de plata, alrededor del cual se pueden condensar las gotitas.

Cuando más agua se congela sobre los cristales, se van haciendo lo suficientemente grandes como para caer en forma de lluvia. El yoduro de plata generalmente se esparce en la nube desde aviones, pero algunos, como los chinos, también usan cohetes.

LÁSER PARA TORMENTAS

En 2010, a Jerome Kasparian de la Universidad de Ginebra en Suiza, se le ocurrió un nuevo método para atraer las nubes, esta vez usando láseres. Funcionan, según dice, retirando los electrones de los átomos del aire, formando partículas cargadas positivamente que ayudan a generar diminutas "semillas" alrededor de las cuales pueden crecer gotas de hielo o de lluvia.

Su equipo demostró la técnica láser bajo condiciones de laboratorio controladas cuidadosamente, descartando otras explicaciones para la lluvia.

Sin embargo, algunos siguen escépticos, argumentando que lo que se ha demostrado en laboratorio no tiene por qué repetirse necesariamente en las condiciones variables e impredecibles de nuestra atmósfera.

Tilley dice que el escepticismo alrededor de la siembra de nubes es comprensible porque se destina muy poca financiación a las investigaciones que podrían convencer a los incrédulos de que realmente funciona.

"La gente que proporciona la financiación ya está convencida de que funciona, así que preferiría financiar directamente las operaciones de sembrado", dice.

Hoy, los fondos vienen a menudo de autoridades que desean garantizar el suministro de agua (aunque supuestamente el gobierno de EE.UU. estaba interesado en utilizar el sembrado de nubes para ampliar la temporada de monzones durante la guerra de Vietnam como parte de su estrategia de combate).

Varios aeropuertos del oeste de EE.UU. incluyendo el Aeropuerto Boise en Idaho, utilizan esta técnica como parte de sus esfuerzos por despejar la espesa niebla que suele provocar retrasos en los vuelos.

Los aeropuertos se podrían beneficiar algún día de otro sistema de control meteorológico basado en láseres. En 2004, Kasparian y sus colegas dispararon láseres hacia las nubes de tormenta intentando extraer rayos de forma controlada.

Sus esfuerzos no tuvieron éxito, quizá porque los rayos láser tenían que ser más potentes para activar los rayos, explica Kasparian.

Sin embargo, un experimento similar realizado por otro equipo de investigación en 2012 sí logró utilizar un láser para desviar artificialmente los rayos hacia un camino controlado.

La técnica podría ayudar a mantener los aeropuertos abiertos durante fuertes tormentas, aunque estos sistemas no se han adoptado.

MUROS ANTITORNADOS

¿Y nuestra capacidad para evitar formaciones meteorológicas peligrosas como los tornados? Hablando en la reciente conferencia de la Sociedad Física Americana en Denver, Rongjia Tao, de la Universidad Temple de Filadelfia, sugirió que los muros altos tienen la clave para evitar tornados devastadores.

Tao dice que los tornados se forman en el Medio Oeste de Estados Unidos debido a la interacción entre el aire caliente del sur y el aire frío del norte.

El problema es muy grave en el tristemente célebre valle de los tornados, una amplia planicie que va desde Texas en el sur a Nebraska en el norte.

Tres muros de 300 metros de alto de este a oeste, uno atravesando Dakota del Norte, otro entre Kansas y Oklahoma y otro en Texas y Luisiana, frenarían el flujo de aire y reducirían para siempre la amenaza que suponen los tornados en la región, dice Tao.

Pero algunos meteorólogos argumentaron que los muros no funcionarían.

Los tornados violentos se pueden formar donde hay diferencias de temperatura relativamente pequeñas entre las corrientes de aire que se mezclan, dicen algunos, lo cual podría explicar por qué China sigue sufriendo tornados a pesar de poseer "muros" naturales de este a oeste en forma de cadenas montañosas.

Tao argumenta que China solo tuvo tres tornados en 2013, en comparación a los 811 en EE. UU.

PETRÓLEO PARA LOS HURACANES

Más allá de los tornados, también hay esfuerzos para controlar los huracanes.

Un enfoque probado a principios de la década del 2000 suponía utilizar aviones para soltar miles de kilos de un polímero que absorbía el agua dentro de los huracanes para secar la tormenta. No funcionó.

Otros investigadores han sugerido el uso de fugas de aceite no tóxico para calmar la superficie del océano y evitar la formación de la espuma de mar que más tarde se convierte en huracán, lo que supone literalmente echar aceite en aguas revueltas.

Y a principios de este año, científicos estadounidenses sugirieron que granjas eólicas en el agua podrían reducir la velocidad del viento de los huracanes.

Algunos proponen usar petróleo para evitar la formación de huracanes.

Tilley dice que la idea del aceite, al menos, podría tener algunas posibilidades. "Surgió de nuevo durante la fuga de crudo de Deepwater Horizon en 2010", dice.

"La gente ha especulado sobre los efectos que el vertido tendría en los ciclones tropicales. Pero la fuga de petróleo comenzó a dispersarse más rápidamente de lo esperado, por lo que la investigación nunca tuvo financiación".

Para Hugh Willoughby de la Universidad Internacional de Florida en Miami, sin embargo, los planes para domar los huracanes son castillos en el aire.

"Casi todos los planes son un absoluto sinsentido", dice. Secar la energía de un huracán es una hazaña, porque los sistemas tormentosos son mucho más potentes de lo que la gente cree.

"Liberan calor a una proporción equivalente a una bomba nuclear de 10 megatones explotando cada 20 minutos".

Utilizar petróleo para "morder" a los huracanes en su nacimiento antes de que se formen tampoco funcionaría, dice, porque es imposible predecir cuál de las muchas perturbaciones tormentosas que se ven en el océano se convertirá realmente en un huracán.

Entonces, ¿alguna vez podremos controlar los fenómenos meteorológicos? Algunos dicen que hemos tenido éxito, otros que seguiremos luchando por hacerlo durante décadas.

Lo único seguro es que cuando se encuentran quienes defienden las diferentes posturas del debate, el resultado parece prometer más de una tormenta.

Foto: archivo Agencia Uno