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¿Es verdad que mucha gente puede saber más que un experto?

A veces el juicio de un gran grupo de personas es sensato y acertado, pero la masa también pueden equivocarse rotundamente. Analizamos mitos y realidades sobre la idea de "la sabiduría de las masas".

24Horas.cl TVN

Lunes 28 de julio de 2014

Hay mucha fe en el juicio de un grupo pero también puede estar muy equivocado.

¿Es "El Señor de los Anillos" la mejor obra literaria del siglo XX? ¿Es "Cadena perpetua" la mejor película de todos los tiempos (también conocida como "Sueños de libertad" o "Sueño de fuga"? Ambas han recibido estos títulos por votación del público.

No hay que ser un especialista en literatura o cine para preguntarse sobre el tino de la la llamada "sabiduría colectiva o del grupo".

En una era constantemente tildada de individualista y egoísta, es curioso que se tenga tanta fe al juicio de la multitud, sobre todo cuando puede estar muy lejos de la verdad.

Sin embargo, hay algo de cierto en la idea de que las masas pueden hacer juicios colectivos más precisos que los individuos expertos. ¿Por qué una multitud acierta a veces, y otras se equivoca tan estrepitosamente?

La noción de que el juicio de un grupo puede ser sorprendentemente acertado se explicó convincentemente en el libro de James Surowiecki de 2005 "La sabiduría de las multitudes", y en general se remonta a una observación llevada a cabo por el primo de Charles Darwin, Francis Galton, en 1907.

Galton señaló que el promedio de todas la opiniones en una competición para adivinar el peso de un buey en una exhibición rural era increíblemente preciso, superando no sólo a la mayoría de conjeturas individuales, sino también a las de los presuntos expertos ganaderos.

Esta es la esencia de la sabiduría de las masas: su juicio promedio converge hacia una solución acertada.

Consenso versus precisión

Lograr consenso no es siempre necesario en las decisiones de grupo.

Aun así, Surowiecki también señaló que la multitud está lejos de ser infalible.

Explicó que uno de los requisitos para el buen criterio colectivo es que las decisiones de los individuos sean independientes entre sí. Si todo el mundo se deja influir por las conjeturas del otro, hay más posibilidades de que las conjeturas sean parcializadas.

Este efecto perjudicial de la influencia social fue demostrado en 2011 por un equipo del Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETH) de Zúrich.

Se pidió a los grupos de participantes que estimaran ciertas cantidades en temas de geografía o delincuencia, de los cuales no se esperaba que tuvieran conocimientos perfectos, pero todos podían intentar adivinar la respuesta (la longitud de la frontera suizo-italiana, por ejemplo, o el número anual de asesinatos en Suiza).

Se ofrecieron recompensas económicas modestas por los aciertos del grupo, para que los participantes tomaran en serio el desafío.

Los investigadores vieron que, a medida que a los sujetos se les daba más información acerca de las estimaciones de los demás, el rango de sus suposiciones se hacía más estrecho, y el centro de este rango podía alejarse más de la cifra real.

En otras palabras, los grupos tienden hacia un consenso, en detrimento de la precisión.

Este hallazgo contradice la creencia general que en administración y en política es mejor buscar el consenso cuando se toman de decisiones en grupo.

Esto puede conducir a posturas relativamente arbitrarias. Qué tan arbitrarias depende del conjunto de opiniones con el que se empiece, según los hallazgos de Frank Schweitzer, del ETH, y sus colegas.

Según ellos, si el grupo tiene un buen juicio inicial, la influencia de los demás puede refinar la decisión de grupo, en lugar de degradarla.

Seguir al rebaño

No deberían hacer falta las advertencias sobre los peligros de seguir al rebaño entre quienes toman decisiones mal informadas: el comportamiento imitador es ampliamente considerado como uno de los principales factores que contribuyeron a la crisis financiera, y de hecho, a todas las crisis financieras del pasado.

El equipo suizo comenta que este perjudicial efecto de rebaño es probablemente el mayor de los problemas para los cuales no existe una respuesta objetivamente correcta, lo que tal vez explica cómo los países democráticos de vez en cuando eligen a líderes tan increíblemente ineptos.

Hay otro factor clave que puede hacer que las decisiones del grupo sean precisas o no.

Durante mucho tiempo se argumentó que las multitudes más sabias son las más diversas.

Esta es una conclusión basada en un estudio realizado en 2004 en Estados Unidos por Scott Page, de la Universidad de Michigan, y Lu Hong, de la Universidad de Loyola en Chicago.

Ellos demostraron que, en un modelo teórico de toma de decisiones en grupo, un grupo diverso de personas tomaban mejores decisiones para resolver problemas que un grupo de expertos. En otras palabras, la diversidad de pensamiento da mejor resultado, cuando toma decisiones promedio, que las mentes expertas.

De hecho, he aquí una situación que demuestra lo peligroso que es tener un poco de conocimiento.

Un estudio realizado en 2011 por el equipo de Joseph Simmons, de la Escuela de Administración de Yale en New Haven, Connecticut, EE.UU., observó que las predicciones colectivas de los resultados de fútbol americano se alejaron de los resultados reales por el exceso de confianza de los fans, que inclinaron los resultados hacia los presuntos 'favoritos' de los partidos.

Todos estos hallazgos sugieren que saber quienes componen esa multitud y cuán diversos son es de vital importancia antes de atribuirles cualquier sabiduría real.

Cómo mejorar la sabiduría colectiva

¿Podría haber formas de hacer que una multitud sea más sabia?

El equipo de Clintin Davis-Stober, de la Universidad de Missouri, presentó el mes pasado varias ideas en una conferencia sobre inteligencia colectiva.

Los investigadores primero afinaron la definición estadística de qué es una multitud sabia: cuándo exactamente puede considerarse la acumulación de opiniones de una multitud mejor que la opinión de individuos seleccionados.

Esta definición permitió a los investigadores desarrollar directrices para mejorar la sabiduría de un grupo.

Trabajos anteriores sugerían que se deberían añadir personas aleatorias cuyas decisiones no están relacionadas con las de los miembros del grupo.

Eso es bueno, pero es aún mejor añadir personas que no sean pensadores independientes, sino simplemente personas cuyos puntos de vista están 'correlacionados negativamente' (tan diferentes como sea posible), con los de los otros miembros.

En otras palabras, la diversidad triunfa sobre la independencia.

Si se quiere precisión, entonces se deben añadir aquellos que están en contra de lo que piensa el grupo.

¿Cuál sería la probabilidad que jefes y políticos seleccionen para sus grupos a candidatos que piensen justo lo opuesto?

De todos modos, lo que pretendo con esta información es solicitar un puesto en el Consejo de Ministros del gobierno británico. Serían sabios al no rechazarme.