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"Estamos protegiendo la libertad": ¿quiénes son los seguidores de Trump?

En Misisipi, uno de los estados más conservadores del país, pocos dudan que Trump ganará. Sus seguidores hablan de patriotismo. Pero también juega un papel la pérdida de estatus e inseguridad económica de los blancos de clase trabajadora.

BBC Mundo

Viernes 28 de octubre de 2016

La tarea era simple: encontrar al "seguidor típico" de Donald Trump en uno de sus bastiones electorales, el estado sureño de Misisipi.

Pero el pasado viernes, faltando apenas 17 días para la elección presidencial en Estados Unidos, la sede del partido republicano en Jackson, la capital del estado, estaba vacía y cerrada. Con candado.

En el que muchos consideran el estado más conservador de Estados Unidos, no se veían muchas pancartas en la calle invitando a votar por Donald Trump. Tampoco era fácil encontrar sus avisos publicitarios en la televisión local.

Ni encontré a una sola persona llevando la gorra emblemática de su campaña, la del lema que invita a "hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande", que he visto con frecuencia en otras zonas del país.

Es que aquí no hace falta. La campaña del magnate está tan confiada de conseguir una victoria en esta región del país, que invierte pocos recursos en Misisipi , prefiriendo destinarlos a los campos de batalla electoral de Florida, Ohio y otro puñado de estados en donde republicanos y demócratas se disputan la elección voto a voto.

Para identificar a los simpatizantes de Trump en este estado no se necesita realmente buscar quién lleva gorras con el nombre de Trump estampado.

Es casi una presunción que los hombres blancos de esta zona del país, en particular los de clase trabajadora, votarán por el republicano.

Incluso se escucharon críticas entre los mismos seguidores cuando el candidato vino por última vez al estado a encabezar un mítin electoral en Jackson, el pasado 24 de agosto.

Consideraban un desperdicio del valioso tiempo del candidato que dedicara esos esfuerzos a hablarle a sus prácticamente incondicionales votantes de Misisipi.

La antipolítica

El sur del país, en estados como éste, es un sitio particularmente apropiado para construir una radiografía del típico votante por Trump.

 

El estridente político republicano también ha mostrado fuerza en las zonas industriales del centro del país y en estados rurales ultraconservadores del oeste como Montana.

Pero es en el sur profundo donde tiene su muralla electoral más inexpugnable.

Es la zona más pobre del país. Y tal vez por eso donde ha tomado particular fuerza el sentimiento de rechazo hacia los políticos tradicionales, que encarna el multimillonario neoyorquino.

"La gente del Sur de Estados Unidos está cansada de la política normal, de Washington, y creo que para ellos Trump representa una solución, o al menos valoran su disposición a hablar en esos términos", le dice a BBC Mundo el director ejecutivo del partido republicano para el estado de Misisipi, Spencer Ritchie.

Le pregunto que dónde es un buen sitio para encontrar una aglomeración de seguidores de Trump en la ciudad, y me dice que las supertiendas de productos de caza y pesca pueden ser un buen lugar para ello.

"Patriota"

En un gigantesco almacén especializado en las afueras de la ciudad, veo salir a la calle a un padre y su hijo de unos doce años de edad, con el hombre portando lo que parece ser un rifle auténtico.

 

Aquí la devoción a las armas es vista como una tradición familiar y patriótica.

Y, tal como predecía Ritchie, la mayoría de los entrevistados que salen del lugar aseguran que votarán por Trump.

Poco después de ver al hombre aparentemente armado, encuentro en la salida del almacén a Terry Hart, de unos 40 años de edad, quien trabaja para Caterpillar, la empresa productora de maquinaria de carga.

"Esta elección determinará la dirección del país por los próximos 40 o 50 años", le dice visiblemente emocionado a BBC Mundo.

"La elección de Hillary Clinton significaría el fin de la libertad de los estadounidenses", asegura.

Al preguntársele si se considera un votante típico por Trump, Hart dice simplemente que es un "patriota".

Los pobres

Pero tener una acentuada y militante noción de patriotismo, así como una obsesión por proteger el derecho a portar armas, ha sido característica frecuente de muchas generaciones pasadas de republicanos en Estados Unidos.

La mayoría de los votantes de Trump son blancos, pero el candidato también ha obtenido algún respaldo entre miembros de minorías.

El fenómeno Trump, nuevo y particular de estas elecciones, va más allá.

Muchos de sus seguidores revelan una extrema desconfianza por todo lo extranjero, en el terreno económico, político y cultural.

Tradicionalmente las directivas del partido republicano habían defendido el libre comercio. Los seguidores acérrimos de Trump, en cambio, lo aborrecen.

Es un mensaje que tiene especial resonancia en el sur del país, la zona con una mano de obra menos educada y peor pagada del país. Y que ha sufrido de manera intensa el impacto del libre comercio, que con importaciones provenientes de México y Asia, ha ayudado a quebrar a muchos negocios locales.

La dislocación económica que ha ocurrido en los últimos años en industrias tradicionales, hace que el sur se haya convertido en un terreno abonado para el surgimiento de Trump.

 

Y en una transformación de 180 grados de lo que era el patrón tradicional de la política estadounidense, los anglosajones ricos y educados ahora tienden a votar por el partido demócrata mientras que los blancos de bajos ingresos, que no terminaron la universidad, y que son probablemente los más golpeados por el libre comercio, prefieren al conservador partido republicano de Trump.

La encuesta más reciente, del 20 de octubre pasado, llevada a cabo por Ipsos y la cadena ABC, indica que la candidata demócrata Hillary Clinton le lleva seis puntos porcentuales de ventaja a Trump entre todos los estadounidenses que ganan más de US$75.000 anuales.

Mientras que en los hombres blancos de clase trabajadora son la esperanza central de Trump para su elección.

El tema crucial

Por supuesto, a la hora de definir el perfil de los seguidores de Trump, es indispensable hablar del tema neurálgico de la inmigración.

Más que ningún otro candidato oficial en la historia contemporánea de Estados Unidos, Trump ha dedicado gran parte de su discurso político a criticar a los indocumentados.

Eso y sus repetidas salidas de tono contra diversas minorías étnicas ayudan a explicar que el núcleo de sus seguidores sean anglosajones.

Pero incluso en Misisipi, un estado que muchos ven como particularmente hostil a los latinos, se encuentran seguidores de Trump que desafían el perfil tradicional de sus seguidores.

Tal vez ninguno como Shane Aguirre. En 2015 fue la primera persona de ancestro hispano en ser elegido diputado a la legislatura estatal de Misisipi.

Es simpatizante convencido de Donald Trump.

Aguirre es oriundo de Tupelo, el pueblo donde nació Elvis Presley. Su abuelo era mexicano, pero cómo él mismo lo reconoce, tiene poco contacto con la pequeña aunque creciente comunidad latina de Mississippi.

Le atrae el discurso contra los indocumentados de Trump. No ve ninguna contradicción entre eso y su propio apellido hispano.

"La mayoría de los estadounidenses tienen una actitud abierta a la gente de cualquier parte mientras que no hayan ingresado a este país de manera ilegal", le dice a BBC Mundo.

Desplazados

El de Aguirre es un caso inusual que sirve para recordar las limitaciones de las generalizaciones al hablar de política.

Pero la mayoría de los que se espera voten por el magnate encajan en un patrón más bien definido.

Es más probable que vivan en el sur rural que las zonas urbanas costeras del país. En casi todos los casos será n anglosajones, y con más frecuencia hombres que mujeres.

Sobre todo, estarán en una posición financiera precaria, con enorme pesimismo sobre el futuro económico y cultural del país. Sienten que pierden su posición de privilegio en un país cambiante, donde ni las minorías étnicas ni las mujeres les muestran la deferencia de antes.

Están sintiéndose perdidos en su propio país, se creen traicionados por la dirigencia tradicional, y por eso, decenas de millones de ellos están a punto de votar por el candidato más extremo que haya aspirado seriamente a la Casa Blanca en la historia contemporánea de Estados Unidos.