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Irak: ¿es puro extremismo lo que alimenta a ISIS?

Se habla de los integrantes del Estado Islámico de Irak y el Levante como radicales yihadistas. Pero, ¿es posible que la desigualdad social del país también haya fomentado el auge de este grupo militante sunita?

24Horas.cl TVN

Domingo 22 de junio de 2014

Conforme Irak se suma en una espiral de violencia e inestabilidad después del avance a la velocidad del rayo de las fuerzas del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés), surgen preguntas sobre qué es exactamente lo que tiene este grupo para que se haya convertido en la amenaza más seria para Irak desde que Estados Unidos y sus aliados derrocaran al presidente Sadam Hussein en 2003.

Se sabe que ISIS lo forman individuos que lograron combinar la religión, la política y los conocimientos militares para crear una potente fuerza que barrió a soldados iraquíes que decidieron huir y ejecutaron a aquellos lo suficientemente estúpidos para quedarse atrás.

Estos métodos, junto con la aplicación de la Sharia –la ley islámica- que incluye actos extraños como cortar la electricidad para evitar que la gente vea la televisión, le ha dado al grupo una reputación temible.

ISIS como instrumento

Es más, ISIS ha inspirado a extremistas de todos los tipos a unirse a su operativo en Siria e Irak a través de las redes sociales y mediante una campaña de propaganda masiva que apunta a sus objetivos yihadistas.

Pero es difícil confirmar en qué medida el movimiento cuenta de verdad con yihadistas de línea dura.

Es justo decir que el tamaño real del elemento yihadista en las operaciones de ISIS en Irak es menor de lo que muchos suponen.

Sin duda, como sucede en Siria, a menudo ocurre que muchos individuos integrados en movimientos extremistas los usan como un instrumento para sus propios intereses, adoptando la indumentaria y las maneras de un radical islamista comprometido como un camino hacia objetivos políticos más grandes.

El caso de Irak no es distinto. Amparándose en la yihad hay un bloque amorfo de diferentes actores que se han unido en una alianza bajo el cartel de ISIS.

Los Peshmerga son los miembros del ejécrito kurdo.

Muchos de sus miembros han retornado de la guerra en Siria para unirse a la batalla por ciudades y pueblos clave en Irak.

Si bien la inestabilidad en Irak tiene conexión con el conflicto sirio al otro lado, y muchos de los individuos que combatieron para ISIS en Siria ahora están presentes en Irak, la insurgencia iraquí está más centrada en resolver los problemas de la fracturada política de Irak que en los objetivos de grupos islamistas más radicales.

En una reciente entrevista con el Daily Telegraph, el miembro de la tribu Batta y líder del Ejército Islámico de Irak, Ahmad al Dabash, declaró: “Todas las tribus sunitas se han unido contra el primer ministro de Irak, Nuri al Maliki.

“Hay sectores del ejército, miembros del partido Baaz de la época de Sadam Hussein, clérigos… todos han salido contra la opresión que han estado sufriendo”, añadió.

Desapego extendido

Calificar lo que ocurre en Irak como el producto de los deseos maníacos de un grupo de fanáticos religiosos es ignorar la desigualdad social palpable que existe en Irak.

En mi viaje por el país en días recientes, me ha impresionado el nivel de privación que algunos ciudadanos iraquíes soportan.

El grupo de combatientes que ha barrido Irak hasta situarse a 60km de la capital, Bagdad, no es un grupo yihadista nihilista con miras a un califato islámico.

Es un levantamiento más general de grandes grupos de comunidades desapegadas en todo el norte y oeste del país y un producto de años de exclusión social, mala gobernabilidad y corrupción del gobierno iraquí.

Los militantes de ISIS han superado de forma consistente a las fuerzas militares más establecidas en Irak.

En el frente militar, la revelación ha sido el relativamente fuerte desempeño de los militantes de ISIS contra fuerzas militares más establecidas.

Funcionarios con los que he hablado dentro de las fuerzas de seguridad kurdas –los Peshmerga- señalaron que el nivel de entrenamiento de ISIS es alto y que sus propias fuerzas han tenido problemas en algunas ocasiones para mantener posiciones claves alrededor de la ciudad de Kirkuk.

“En la mayor parte hemos sido capaces de mantener nuestras posiciones, pero no ha sido fácil. ISIS está bien armado y bien entrenado”, me dijo un funcionario de seguridad kurdo el martes.

Alianza tentativa

Estas actuaciones son consistentes con la afirmación de que militares importantes afines a Baaz coordinan operaciones militares de ISIS, algo que fue confirmado en mis conversaciones con funcionarios de seguridad en Kirkuk el miércoles.

Es una extraña alianza –la confluencia de objetivos de los baazistas seculares pro-Sadam e islamistas radicales puede parecer antiética- y finalmente puede suponer la perdición del movimiento.

Se dice que los individuos que combaten del lado de ISIS están desilusionados con las políticas excluyentes del primer ministro iraquí Nuri al Maliki.

La esperanza en la sede del gobierno de Irak es que pronto, cuando el ejército de Irak –junto a 300 expertos estadounidenses y milicias respaldadas por Irán- empiece a frenar el avance de ISIS, el ánimo de los insurgentes empezará a decaer y las grietas en su formación tan diversa comenzarán a aparecer.

Por ahora, sin embargo, la alianza se mantiene, y en el avance de ISIS hacia Bagdad, los combates se intensificarán con el lanzamiento por parte del asediado gobierno iraquí de una ofensiva para contrarrestar su arremetida.

A largo plazo, si Bagdad no entiende que la necesidad de una reforma política es tan importante como reforzar la seguridad, en ese caso los problemas de Irak pueden durar mucho tiempo.

Foto: agencia Reuters