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La joven que terminó en la cárcel por amar a otra mujer

Se escapó con su novia, lejos de sus familias. Pero las encontraron y la acusaron de secuestro. Estuvo en la cárcel y las revisiones para comprobar que era realmente una mujer, la hicieron pensar en el suicidio.

24horas Administrator

Viernes 29 de enero de 2016

Cuando Sanjida abandonó su casa para estudiar, conoció a la persona con la que quería pasar el resto de su vida. El único problema, dado que su pareja era una mujer, era que el matrimonio entre personas del mismo sexo no es aceptado en Bangladesh.

Ahora, en cambio de perseguir su felicidad, Sanjida está enfrentando cargos criminales, pues se le acusa de secuestro.

En enero de 2013, Sanjida, una joven musulmana bengalí de 20 años, salió de su pueblo en el suroccidente de Bangladesh hacia una pequeña ciudad para continuar sus estudios.

Su padre, un maestro de escuela, había decidido enviar a su hija más brillante a estudiar para que le ayudara a levantar a la familia de la pobreza.

En la ciudad de Pirojpur, donde Sanjida se mudó para estudiar literatura bengalí, se pueden escuchar las llamadas a rezar de los musulmanes y los himnos de los templos hindúes.

Sanjid supo de un cuarto en alquiler en la casa la familia de un vendedor de papas llamado Krishnokanto.

Impresionado por el interés académico de Sanjida y de su "buen carácter", le pidió que ayudara a su hija menor, Puja, con sus estudios.

Una foto, un beso

Aunque la familia de Krishnokanto estaba contenta con la huésped, les parecía un poco rara su forma de vestir, con jeans y camisas, especialmente por ser una joven de un pueblo tradicional.

En abril de 2013, durante el festival bengalí de Año Nuevo, Sanjida estuvo a cargo de llevar a un grupo de niñas al evento. Cuando era el momento de salir, entró a la habitación de Puja, quien tenía 16 años.

"Se estaba cepillando el cabello frente a un ventilador. Me pidió que me sentara en su cama. Me estaba dando la espalda", recuerda Sanjida.

"Llevaba una blusa color verde oliva y una enagua. La parte de atrás de la blusa tenía dos lazos sueltos. En ese momento, me enamoré de ella".

Al principio, Sanjida mantuvo sus sentimientos en secreto. Pero después, ese mismo día, algo sucedió que la convenció de que Puja tenía sentimientos similares por ella.

"Me dijo, después de que paseamos por la feria: '¿Me puedo tomar una foto a tu lado?' Le dije: 'Sí'. Y se paró a mi lado derecho. Antes de que pudiese pensar en cualquier cosa, me besó y le pidió a una amiga que tomara una foto", indicó Sanjida.

"Se despertó algo dentro de mí".

La fuga

Las jóvenes sabían que su amor no sería aceptado en la provincia conservadora donde vivían. Por eso hicieron planes para fugarse.

Tres meses después, a inicios de julio, tomaron un rickshaw (una bicicleta con un carruaje atrás muy popular como medio de transporte en Asia) a una ciudad famosa por su templo del siglo XVII.

Allí, paradas frente al templo Shiva, las jóvenes intercambiaron guirlandas de flores y se casaron, con los dioses como sus testigos.

Sanjida marcó la línea que dividía el cabello de Puja con el polvo de bermellón o shindur, que es un símbolo de una mujer hindú casada.

De acuerdo con uno de los sacerdotes del templo, incluso esa boda sencilla si es realizada por una pareja heterosexual, es válida de acuerdo con la tradición hindú del matrimonio conocida como Brahmo.

Con la convicción de que se habían casado ante los dioses, Sanjida y Puja tomaron un ferry hacia Barisal, donde esperaban esconderse de la ira de sus familias.

Eran conscientes de que habían roto todas las reglas culturales.

"A mi hija la secuestraron"

Al padre de Puja le llegó la información de que las jóvenes habían sido vistas en la parte de atrás de una motocicleta yendo hacia Barisal.

Después de buscar por esa ciudad, acudió a la policía y dijo: "Señor, a mi hija la secuestraron".

 

Cuando la policía organizó la búsqueda, las jóvenes ya habían cruzado el río Kocha y se encontraban en Barisal. Allí rentaron una habitación con una familia.

"Ahí fue donde empezamos nuestra vida de casadas y pasamos la semana y media más dichosa de nuestras vidas juntas", recordó Sanjida.

El dueño de la casa de lo que Sanjida describe como su primera "casa de amor" era un musulmán practicante, quien recuerda con cariño a sus inquilinas.

"(Su relación) no está contemplada en nuestra religión y no es aceptable. Pero personalmente pensé que era un gran amor. Nunca había oído o visto nada como eso, pero cuando vi a dos mujeres tan enamoradas, lo tuve que aceptar".

Pero la familia de Puja no aceptaría su relación. Para ellos, la historia de amor era una mentira.

"A ella le dieron un té que tenía algo que la hizo caer inconsciente", asegura la hermana de Puja, Shipra.

Detención

Al escuchar que las autoridades las estaban buscando, las jóvenes volvieron a escaparse. En esa oportunidad se fueron a la capital, Dhaka, donde encontraron una habitación en un edificio de apartamentos en el norte de la ciudad.

Al final de 2013, alrededor de tres semanas después de que habían abandonado Pirojpur, la fuerza élite de la policía de Bangladesh llegó a su puerta.

Los agentes arrestaron a Sanjida y la transfirieron a la estación local de la policía de Pirojpur.

Puja fue llevada de vuelta a su familia.

"Debido a que no hay precedente de un caso que involucre a dos mujeres -mucho menos de tradición hindú y musulmana- que se escaparon y aseguran que se casaron, la policía e incluso los abogados de Sanjida no sabían cómo enfrentar la situación", indicó Farida Begum, de la Sociedad de Bienestar Social Bondhu, una organización que conglomera a grupos LGBT (que incluye lesbianas, gays, bisexuales y transexuales).

Si hubiesen sido hombres, podrían haber sido procesados de acuerdo con la Sección 377, una norma colonial que se remonta 1850. La misma criminaliza "las relaciones carnales contra el orden de la naturaleza".

Sin embargo, esto no se aplica a las mujeres, y Sanjida fue acusada de secuestrar a una menor, una ofensa con una sentencia de varios años en prisión.

Si Sanjida hubiese sido un hombre, la pareja hubiese sido considerada como casada y el hecho de que Puja tenía 16 años no hubiese importado. En Bangladesh, dos de cada cinco chicas se casan antes de cumplir su mayoría de edad: los 18 años, asegura las Naciones Unidas.

Sanjida también se casó con un hombre mucho mayor que ella antes de terminar la secundaria, pero pudo divorciarse antes de que llegara el momento de irse a vivir con él. Quizás, eso contribuyó a su decisión de rebelarse contra su familia y su cultura.

Inspección íntima

Por dos meses y medio, estuvo detenida en una celda. Después se le concedió la libertad bajo fianza.

De toda la difícil experiencia que tuvo que vivir en prisión, lo más humillante que recuerda es la inspección íntima.

"Las policías eran enviadas para que revisaran si era mujer u hombre", indicó. "La funcionaria empezaba a tocarme por todos lados".

"Ese fue el momento más vergonzoso de mi vida, tan horrible que quería suicidarme. Hicieron eso tres veces. Todo el mundo se burlaba de mí. Algunas presas me preguntaban por qué mi mente era tan fea, si mi rostro se veía tan inocente".

Pero la prensa de Bangladesh sintió simpatía por las jóvenes e informaron sobre su historia de amor audaz y romántico.

Puja hizo una declaración a los periodistas: "Si un chico puede amar a una chica, ¿por qué una chica no puede amar a otra chica?".

Les explicó que se habían ido a Dhaka a instalarse en su hogar.

Su familia niega que Puja haya querido eso.

"Un espíritu"

Sanjida me llevó a un pueblo remoto en el borde del río Belga. Allí creció y allí viven sus familiares, quienes son musulmanes conservadores.

La casa no tiene electricidad ni agua potable. Su madre, sentada en el suelo mientras comía pan, dijo que su hija menor era diferente al compararla con sus otros hijos.

 

"Ella estuvo enferma cuando era más pequeña: un djinn (un espíritu) vivía con ella. La llevamos a tratamientos con religiosos. Le dieron amuletos que tenían pergaminos con oraciones en su interior para que los llevara consigo".

La silueta de su padre apareció mientras se acercaba a la casa, tras regresar de la escuela donde enseña.

Lo único que dijo es que por no terminar sus estudios, Sanjida lo había decepcionado. Se negó a hablar sobre la sexualidad de su hija.

Otros miembros de la familia fueron más sinceros.

"Ella dice que ama a otra mujer. Dígame usted: ¿qué pueden hacer dos mujeres en la cama?", pregunta su primo, un joven que se dedica a memorizar el Corán.

Su tío, un exsoldado, dijo: "No hay ningún djinn o algo así, tiene un problema de hormonas masculinas. De eso se trata todo".

En ese momento Sanjida le gritó a su tío, ignorando la imponente presencia de su padre.

"No soy un hombre y nunca lo seré. Soy 100% mujer. Si mi país legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo, seré la primera en dar la cara".

"Vive y deja vivir"

Esta joven de 23 años de edad ha desafiado todas las normas tradicionales de Bangladesh al proclamar abiertamente su orientación sexual.

Bangladesh solía ser un lugar más tolerante de lo que es hoy, antes de que una forma puritana del Islam se propagara en todo el país. Se originó por una fatwa o edicto religioso que ha provocado violencia y el asesinato de blogueros.

En zonas rurales del país, hubo un tipo de filosofía basada en la idea de "vive y deja vivir".

Eso era en lo que los ancestros de Sanjida y Puja creían y una idea que refleja el hermano menor de Sanjida.

Aunque asegura que en un primer momento fue difícil aceptar la sexualidad de su hermana, "lo he aceptado y mi madre también. Incluso nuestro padre lo ha aceptado. El amor por su hija es más fuerte que sus ideas conservadoras".

"Nunca había visto casos como el del ella, pero ahora he leído en internet que hay otras personas como ella y no solo en Bangladesh".

Pionera

En diciembre, miles de personas participaron en una movilización en el marco del Día Mundial de los Derechos Humanos.

Entre los asistentes hubo varios activistas por los derechos de los gays y de las mujeres quienes ven a Sanjida como una heroína.

Ellas quieren igualdad de derechos para las minorías sexuales y un cambio de la Sección 377.

¿Quién pensaría que una joven inspiraría a tantas personas con su honestidad y su extraordinario coraje? Sanjida es una líder natural, pionera de los derechos de los gays.

"Yo no sabía que lo que yo sentía era llamado ser lesbiana", indicó la joven. "No había escuchado la palabra hasta que grupos que defienden los derechos de los gays me ayudaron en prisión".

Todos los intentos de Sanjida por contactar a Puja fueron saboteados por la familia de Puja. El último rayo de esperanza se desvaneció cuando Sanjida supo que Puja se había casado con un policía de su comunidad.

Esa historia de amor terminó en un fracaso, pero Sanjida se ha enamorado otra vez de una mujer. Se llama Arifa.

Está terminando su carrera universitaria mientras trabaja en una organización de derechos humanos. A la espera de que un día termine su juicio, sigue su camino con perseverancia y luchando contra la intolerancia.