Click acá para ir directamente al contenido

Las ciudades favoritas de los millonarios mexicanos en EE.UU.

Cada vez son más los empresarios acaudalados de México que, huyendo de la violencia que se vive en su país, deciden migrar a ciudades del sur de Estados Unidos con sus familias para iniciar una nueva vida.

24Horas.cl TVN

Martes 7 de enero de 2014

Cuando se habla de la migración de mexicanos hacia Estados Unidos se suele pensar en personas de pocos recursos que, huyendo de la pobreza y la violencia, cruzan la frontera, en algunos casos de forma ilegal, para tratar de iniciar una nueva vida en el territorio del vecino del norte.

Si bien este fenómeno que lleva produciéndose desde hace décadas continúa, en años recientes una nueva clase de ciudadanos mexicanos está eligiendo algunos de los estados del sur de EE.UU. para fijar su residencia: son los apodados como "migrantes fresas" (fresa es el calificativo con el que se conoce en México a la gente con dinero o de buena familia).

En la mayoría de casos se trata de empresarios acaudalados que, por miedo a la violencia del narcotráfico, deciden trasladarse con sus familias a lugares como Texas, Arizona, Nuevo México o California, desde donde pueden continuar manejando sus negocios sin ser víctimas de la extorsión o el secuestro.

En el último lustro este influjo de mexicanos con dinero está transformando ciudades como San Antonio, Dallas, El Paso o San Diego, en las que se han multiplicado los negocios y las urbanizaciones exclusivas dirigidas a este colectivo.

Los medios de comunicación locales han llegado a comparar este influjo de inmigrantes -muchos de los cuales provienen de estados norteños como Nuevo León, Tamaulipas o Chihuahua- con la ola de exiliados que huyeron a Texas después de la Revolución Mexicana de 1910 o con la de los cubanos que se establecieron en el sur de Florida tras la revolución de 1959.

Las autoridades estadounidenses, conscientes de los beneficios económicos de este fenómeno, están facilitando la obtención de visados a estos mexicanos, en muchos casos a cambio de una inversión que oscila entre los US$500.000 y US$1 millón y la generación de unos pocos puestos de trabajo.

Pero si bien los efectos positivos para los estados fronterizos que reciben a estos inmigrantes son claros, desde México algunos economistas advierten que la fuga de capital financiero y humano que se está produciendo le está pasando factura al crecimiento económico del país.

VIOLENCIA Y SEGURIDAD

¿Qué lleva a los "migrantes fresas" a elegir determinadas ciudades del sur de EE.UU. para iniciar una nueva vida?

Según le explicó a BBC Mundo Juan M. Fernández, presidente de la Asociación de Empresarios Mexicanos (AEM) de San Antonio, la cercanía geográfica y la seguridad se encuentran entre los factores más importantes.

"Tristemente la mayoría de los que se han mudado lo han hecho por la violencia. Suelen ser empresarios que buscan seguridad para sus familia y expandir sus negocios en San Antonio", explica Fernández.

"La ventaja de Texas es que tiene el mismo huso horario que Ciudad de México, además de muy buenas conexiones aéreas, ya que en los últimos tres años los vuelos han aumentado tremendamente (…) Además, en un viaje de 5 horas en auto estás en Monterrey y eso facilita las cosas".

Precisamente de Monterrey es de donde han llegado la mayoría de los "migrantes fresas" que se han instalado en San Antonio. Según explica Juan M. Fernández, muchos de ellos viven en zonas residenciales exclusivas, como Sonterra, que cuenta con un club de golf y que entre los locales es conocida como "Sonterrey".

"Se han abierto tiendas, restaurantes y cafés mexicanos. Hay cadenas enfocadas a los productos de nostalgia de México, que venden lo mismo que se encuentra en nuestro país".

Según Fernández, otro de los atractivos de ciudades como San Antonio es que los distritos escolares ofrecen programas en los que se educa los niños en español y en inglés "para que sean bilingües y biculturales".

"Al principio estaban muy enfocados a los hijos de inmigrantes indocumentados pero ahora se han vuelto tan populares que hasta hay una lotería para poder ingresar en esas escuelas, a las que los propios estadounidenses quieren llevar a sus hijos ya que en 5º de primaria los niños ya son bilingües".

Fernández cree que aunque la llegada de inmigrantes mexicanos calificados se ha frenado algo en los últimos meses "quizás por la mejora de la seguridad en México", el flujo sigue siendo constante.

"Tristemente hasta hace poco a los mexicanos se los veía como gente con poca educación y que estaban en el país en situación ilegal, pero esa percepción está cambiando y se están dando cuenta de que son gente educada y con espíritu emprendedor".

IMPACTO NEGATIVO

Eugenio Gómez, profesor de la escuela de negocios mexicana IPADE, coincide con Fernández en que la violencia del narcotráfico ha sido el factor más importante que ha llevado a muchos empresarios mexicanos, principalmente del norte del país, a mudarse a EE.UU.

"Se sienten muy vulnerables frente a ciertos tipos de crímenes. Las bandas delictivas buscan nuevas actividades para aumentar sus niveles de ingresos y entre esas está el secuestro y la extorsión. Frente a ello los ejecutivos de las empresas y sus familias son muy vulnerables", dice Gómez en conversación con BBC Mundo.

Y considera que es difícil medir el impacto que este fenómeno está teniendo en la economía mexicana, aunque cree que las consecuencias negativas son evidentes ya que "año tras año el país está creciendo menos de lo que podría".

"Estos empresarios se han ido y han dejado de tener su enfoque principal en el país, donde ya no invierten lo mismo que antes. El consumo de estas personas también se ha trasladado a EE.UU., lo que no es bueno teniendo en cuenta que son gente con un alto poder adquisitivo".

"Además, también se pierde talento, ya que es probable que los hijos de estos empresarios que cuentan con una buena educación nunca vuelvan. Así que entre talento, inversión y consumo estamos perdiendo crecimiento y capacidad productiva", señala Gómez.

BINACIONALES

Sin duda uno de los lugares que más se ha beneficiado del fenómeno de los "migrantes fresas" es la ciudad californiana de San Diego, situada a una veintena de kilómetros de la localidad fronteriza de Tijuana.

En las últimas dos décadas -en especial tras la entrada en 1994 en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)- los intercambios comerciales en esta región se han disparado y las compañías que cuentan con sedes a ambos lados de la frontera se han multiplicado.

Además, cada vez son más los empresarios mexicanos que deciden establecer su residencia permanente en San Diego, mientras mantienen una relación de negocios diaria con Tijuana.

Roberto Cornejo, quien lleva más de 30 años residiendo en San Diego, asegura que la llegada de mexicanos acaudalados ha sido fundamental para el desarrollo de ciertas partes de la ciudad.

Cornejo reconoce que muchos se han mudado debido a la violencia que se vive al otro lado de la frontera, aunque señala que, en su caso, considera "un privilegio" el hecho de haber podido dar a sus hijos la posibilidad de criarse entre dos culturas.

"Mis cuatro hijos tienen carrera, hablan dos o tres idiomas y son binacionales. Entienden lo que es vivir a uno y otro lado de la frontera. Saben conjugar las tradiciones mexicanas y estadounidenses. Es una maravilla que una frontera como la de Tijuana-San Diego exista", asegura Cornejo.

"Las raíces mexicanas son totales. Seguimos nuestras tradiciones e incluso las hemos agregado a las tradiciones estadounidenses, haciendo un pequeño collage, como sucede con Halloween y el Día de las Muertos".

Cornejo está de acuerdo en que la salida de familias con recursos de México está causando un daño a la economía del país, aunque cree que la situación en su país de origen ha mejorado y algunos están volviendo "porque hay más oportunidades".

"PRIVILEGIADOS"

Contreras, quien cuenta con oficinas a ambos lados de la frontera, asegura que se decidió a residir en el sur de California "en gran parte buscando seguridad financiera y personal, debido a que el norte de México hace años que está atribulado con los problemas de seguridad".

"Yo voy 2 o 3 días a la semana a Tijuana por trabajo o a visitar a amigos y familiares. También utilizamos los servicios médicos en México por que los precios son más módicos y cruzamos la frontera para llenar la despensa de comida mexicana. Buscamos lo mejor de los dos mundos", señala.

Contreras no cree que en su país los vean con desprecio por haberse mudado a EE.UU. y el término "migrantes fresas" le parece gracioso, aunque cree que no va con él.

"Tratamos de ser sencillos, de ayudar a la gente y de llevar una mexicanidad ejemplar en la medida de lo posible. Sabemos que somos unos privilegiados e intentamos ser un apoyo para aquellos que no pueden venir para acá. Generamos empleo y riqueza a ambos lados de la frontera", asegura.

"Hay muchas cosas que se echamos de menos: el sabor de la vida diaria, el comprar fruta en una esquina o que los perros puedan jugar libremente en la calle. Pero estamos muy unidos a nuestra bella Tijuana, a la que queremos mucho. Pese a vivir en EE.UU., México esta en nuestro corazón".