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Los jabalíes radiactivos de Alemania

Una gran proporción de los jabalíes que rondan por los bosques de Sajonia posee alto niveles de radiación. Se cree que la contaminación proviene del desastre de Chernobyl, ocurrido hace 28 años.

24Horas.cl TVN

Jueves 4 de septiembre de 2014

Ciencia BBC Mundo, @bbc_ciencia

Los jabalíes que merodean en los bosques del este de Alemania son considerados una exquisitez, lo que los convierte en presa de caza.

Pero según la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Sajonia, uno de cada tres jabalíes tiene altos niveles del elemento radiactivo cesio 137 y no es apto para el consumo humano.

El origen de su contaminación parece estar a más mil kilómetros de distancia, en Ucrania.

Según los expertos, el material radioactivo habría llegado a la región sajona luego de la explosión del reactor nuclear de Chernobyl en 1986.

Los jabalíes cazados en Sajonia deben someterse a un test para comprobar el nivel de cesio 137.

El viento y la lluvia se ocuparon de transportarlo a través de Europa.

El cesio 137 permaneció, mientras otros elementos más volátiles, o con menos persistencia, desaparecieron.

Trufas radioactivas

De acuerdo a los expertos, los jabalíes son especialmente vulnerables porque escarban el suelo en busca de comida y se alimentan de hongos y trufas que almacenan radiación.

Pero esta dieta depende de la temporada. Por eso los niveles de radiactividad fluctúan durante el año.

Desde el otoño a la primavera es especialmente alto.

En cambio, "en primavera y verano tienen una dieta principalmente vegetariana; comen en los campos de cereales y maíz", le dijo al diario alemán Bild Steffen Richter, presidente de la Asociación Estatal de Cazadores de Sajonia.

Test obligatorio

Los cazadores tienen que hacer obligatoriamente el test de radiación a todos los jabalíes que matan.

"El gobierno del estado formó una red de vigilancia en la región desde 2012, porque aquí llovió después del desastre radioactivo", explicó Richter.

Los cadáveres que exceden el límite de seguridad de 600 becquereles (las unidades que miden la actividad radiactiva) por cada kilo deben ser destruidos, y así lo explica el organismo medioambiental estatal en su página web.

Para compensar a los cazadores, las autoridades pagan el costo de la eliminación de los cadáveres contaminados.

Los expertos estiman que, con los niveles de cesio 137 que aún se detectan, el problema durará muchos años.

Este elemento radiactivo es peligroso porque es de larga duración y viaja fácilmente a través de la cadena alimentaria, sin dejar de emitir partículas durante siglos.

Por eso, su efecto en el medio ambiente puede ser de largo alcance.