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Los peores directores generales de empresa de 2014

Identificamos un puñado de compañías que no sólo reportan excepcionales resultados negativos, sino que también son lideradas por presidentes cuyas acciones, u omisiones, directamente influyen en esos resultados.

Daniela Marín

Lunes 29 de diciembre de 2014

La parte más difícil de cualquier negocio es mantenerse en la cima.

El éxito logrado en el pasado nunca es garantía de nuevas victorias. De hecho, mis investigaciones revelan que el tener un gran éxito es casi siempre una señal de advertencia sobre los fracasos que vendrán.

Y este año tenemos cinco claros ejemplos con los peores presidentes de empresa del 2014.

Para determinar quienes integran este selecto grupo, mi equipo de investigación analizó cientos de compañías.

De esta forma identificamos un puñado que no sólo reporta excepcionales resultados negativos, sino que también son lideradas por presidentes cuyas acciones, u omisiones, directamente influyen en esos resultados.

A continuación presento la lista de este año en orden ascendente.

En quinto lugar: Dick Costolo, Twitter

Los números no mienten. Al contrario que Facebook, Twitter ha crecido más lentamente, de manera más irregular y con más interrogantes sobre su modelo de negocios.

Las acciones han caído 42%. En cambio las de Facebook han subido 42% en el mismo período.

 

Si los comparamos utilizando la medición que arroja el número de usuarios activos al mes, Facebook registra 1.400 millones, mientras que Twitter llega a 284 millones.

Costolo está lejos de ser un desastre como presidente, pero cuando tienes un mercado con un potencial como el de Twitter, debes contar con un capitán que satisfaga las expectativas.

Parte del problema es que muchos ejecutivos de alta jerarquía han irrumpido con gran fanfarria, para luego salir al poco tiempo.

Adicionalmente, la estrategia de Costolo se mantiene cambiante.

Eso es típico en emprendedores que prueban con distintas fórmulas hasta dar con la ganadora, pero es difícil de ensayar en una compañía que ofreció sus acciones al público el 15 de noviembre del 2013, con una valoración de US$31.000 millones (versus la valoración hecha la semana pasada de US$23.2000 millones).

La bandera roja está ondeando con fuerza, y grandes inversionistas están cuestionando el liderazgo de Costolo.

El cofundador de PayPal, Peter Thiel, quien fuera uno de los inversionistas iniciales en Facebook, llamó a Twitter "una compañía horriblemente mal manejada".

Costolo también recibió duras críticas al vender un paquete importante de sus acciones en noviembre, a solo una semana de salir en televisión hablando de lo confiado que estaba en la estrategia del negocio y el equipo gerencial.

En cuarto lugar: Eddie Lampert, Sears Holdings

Eddie Lampert es experto en fondos de inversión. En algún punto del camino decidió que también era experto en administrar una empresa, y adquirió Sears y Kmart, dando inicio a una interminable estrategia de marchas y contramarchas con las dos compañías icónicas en las ventas departamentales.

 

Algo que se le puede reconocer a Lampert es su consistencia, dado que su estrategia fracasada, su liderazgo arrogante y la caída en picada del valor de las acciones de las empresas ya le habían asegurado un puesto en la lista de peores presidentes en el 2013.

Este año Sears continuó registrando pérdidas de US$500 mil millones trimestralmente. Ya suma nueve trimestres seguidos en rojo.

La agencia calificadora de riesgos Moody evaluó la deuda de Sears como CC (“especulativa”), mientras que las acciones han perdido 34% durante el año.

Grandes inversionistas no necesariamente son grandes presidentes de empresa.

En tercer lugar: Philip Clarke, Tesco (con una honorable mención a su predecesor, Terry Leahy)

La cadena británica de supermercados Tesco es otra de las grandes cadenas de minoristas que hubiese deseado que el 2014 nunca llegara.

Mientras su presidente, Philip Clark, fue responsable del desastroso 2014, no hay que dejar pasar las malas condiciones en las que heredó la empresa de manos de su predecesor, Terry Leahy, quien dirigió Tesco por muchos años.

 

Esta es la lista de compras de Tesco: agresiva expansión internacional para asegurar que el riesgo supere la estrategia; respuesta casual a los descuentos feroces de sus competidores alemanes (Lidl y Aldi); cultura gerencial diseñada para mantener las cosas como están, sin alteraciones; y un presidente cascarrabias rodeado de un equipo complaciente.

A eso se suma la aventura de Leahy en Estados Unidos al comprar la cadena de mercados Fresh & Easy, que no fue otra cosa que un gasto de US$2.700 millones.

Súmele a eso la enorme presión que se sentía en Tesco, por lo que nunca se produjo una investigación sobre las acusaciones de ganancias sobreestimadas.

Incluso el legendario inversionista Warren Buffet calificó su decisión de comprar 5% de las acciones de Tesco como "un gran error".

En segundo lugar: Dov Charney, American Apparel

Hay muchos ejemplos de fundadores de compañías que fracasan una vez que la empresa se ha establecido. Pocos casos son tan representativos como el de Dov Charney.

Charney hizo de American Apparel un próspero y rentable negocio, solo para verlo descender en una serie de escándalos que le han hecho perder dinero en los últimos cuatro años consecutivamente.

 

El precio de la acción cayó 80% desde el 2009, y 53% solo en el 2014.

Algunas tiendas han sido cerradas, la deuda se ha incrementado, pagando en algunos casos una tasa de interés de 15% (llamémosla la tasa de riesgo Charney Premium).

El problema no es solo de números. Charney no contaba con un director de finanzas en la compañía hasta que le solicitaron uno como parte de los requisitos para emitir acciones al público.

Otros cargos clave como los directores de operaciones, tecnología y de diseño han desaparecido, y Charney expulsó a altos ejecutivos del consejo general en mayo.

Estos y otros errores han surgido de la retrasada investigación realizada por el consejo este año. Entre las acusaciones que le han formulado a Charney figuran:

- Pedirle a los empleados firmar un documento que exculpa a Charney de cualquier responsabilidad, a cambio de recibir mayores salarios o bonos.

- Indemnizar a antiguos empleados, a fin de evitar demandas personales por conducta inmoral (nunca le dijo al directorio).

- Utilizar activos corporativos para usos personales.

En primer lugar: Ricardo Espirito Santo Silva Salgado, Banco Espirito Santo

El ganador del premio al peor presidente de empresa del 2014 es el jefe de la familia Salgado, de Portugal.

Ricardo es el líder de un complejo de empresas interconectadas llamada Espirito Santo International (ESI), que controlaba el segundo banco más grande de Portugal hasta que finalmente lo llevó a la quiebra.

El banco perdió en el primer semestre de este año US$4.500 millones, obligando al gobierno portugués a inyectarle US$ 6.100 millones como parte de una reestructuración que sacó a Salgado de la institución.

ESI era el propietario parcial del banco y obtenía de ahí el financiamiento para iniciar otros negocios de la corporación.

 

Cuando la crisis financiera llegó, la institución perdió capacidad para seguir suministrando el efectivo para las otras compañías del grupo, forzando a Salgando a recurrir a una serie de complejos endeudamientos para apuntalar el imperio.

Las deudas de Rioforte, la compañía del grupo que controlaba los intereses de la familia, pasó a US$3.600 millones, mientras que sus balances no auditados a junio de este año reflejaban activos por US$212 millones.

Rioforte anunció la quiebra de la compañía en octubre.

Tener a 250 miembros de la familia al frente de los puestos gerenciales y de liderazgo, puede generar grandes reuniones familiares, pero difícilmente puede sonar como una práctica gerencial apropiada.

Salgado, y algunos otros miembros de la familia, vivían como reyes sin ocuparse ni siquiera de realizar la más rudimentaria supervisión el banco.

Al final, y de una manera sorprendentemente similar a la del peor presidente del 2013 (el brasileño Eike Batista), esta es una historia que nos recuerda el increíble poder de la arrogancia para destruir imperios y la reputación de aquellos que los crearon.

*Sydney Finkelstein es profesor de estrategia y liderazgo. Es decano de Educación Ejecutiva, en la Escuela de Negocios Tuck en Dartmouth, y autor de 16 libros, incluyendo ¿Por qué inteligente Ejecutivos Falla.