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Por qué en Suecia no hay tanta igualdad de género como se piensa

La reputación del país nórdico en lo que se refiere a equidad de género se deteriora un poco cuando se analiza el mercado laboral. Las leyes están ahí, pero la tradición y los estereotipos todavía pesan, incluso en la progresista Suecia.

BBC Mundo

Sábado 27 de mayo de 2017

Amanda Lundeteg, quien a los 32 años ya dirige su propia compañía, es en cierto sentido un ejemplo de la igualdad de género en Suecia.

Tiene un título universitario en economía empresarial, empezó su carrera en finanzas y ya ha sido miembro de tres juntas directivas diferentes.

Pero la única razón por la que Allbright -la organización sin fines de lucro que dirige- existe, es visibilizar los límites profesionales que enfrentan las mujeres en Suecia.

Es verdad que el país da licencias por paternidad con sueldo desde la década de 1970 y ofrece uno de los paquetes más generosos del mundo: actualmente 480 días a ser compartidos entre ambos padres.

Y las guarderías también son generosamente subsidiadas por el Estado. Pero Lundeteg sostiene que Suecia es mucho menos progresista de lo que muchos podrían pensar.

"Somos muy buenos presumiendo sobre lo buenos que somos. Pero si uno le pregunta a las mujeres en Suecia yo definitivamente no creo que estén satisfechas", le dice a la BBC.

Estereotipos de género

La cara positiva de la moneda es que más del 80% de las madres en Suecia trabajan, y el país lidera al mundo industrializado en lo que se refiere a igualdad de género en el sector público, según datos de la OCDE.

Pero investigaciones de Allbright demuestran que al sector privado le está costando mantener el paso.

 

En 2016, por ejemplo, más del 80% de los gerentes de las compañías suecas que cotizan en bolsa eran hombres. Y ni uno solo de los nuevos negocios que entraron a la bolsa ese año tenía como jefa a una mujer.

La principal razón para esto es que todavía persisten los tradicionales estereotipos de género, a pesar de décadas de legislación concebida para emparejar las cosas, dice Lundeteg.

"Es posible vivir una vida con equidad de género en Sueica, pero no lo hacemos por culpa de la tradición", explica.

"Si eres hombre se espera que trabajes y lleves el pan a casa. Tiene que ver con estereotipos y privilegios que tomará mucho tiempo desmontar".

Roles de medio de tiempo

Las estadísticas oficiales suecas confirman que las mujeres se toman más del 80% de la licencia por maternidad disponible para la pareja mientras el primer hijo tiene menos de dos años.

Y también es mucho más probable que las mujeres trabajen a tiempo parcial.

Mientras que en lo que se refiere a equidad salarial -el mismo sueldo por mismo tipo de trabajo- Suecia está muy cerca del promedio de la OECD y cae al puesto 35 del ranking de equidad de género del Foro Económico Mundial.

Y no es difícil encontrar a suecos dispuestos a hablar de esas discrepancias.

"Todavía hay muchos padres que no se toman la licencia por paternidad, así que las cosas todavía no son perfectas", dice Martin Hector, de 32 años, mientras pasea a su pequeño hijo por el parque Ralambshovs, en el centro de Estocolmo.

"Lo más común es que lo hagan en el verano, por tres meses o algo así", cuenta.

Él está planeando tomarse nueve meses lejos del trabajo.

La brecha al contratar

 

Camilla Dath, una abogada que también está enfrentando el inusual frío de 2 grados en mayo junto a su bebé de siete meses, se va a tomar 11 meses y dice que su esposo planea tomarse un tiempo similar.

Pero también explica que eso puede no ser factible para otros padres, si uno de ellos gana significativamente más que el otro porque trabajan en empresas con visiones más anticuadas.

"Tengo amigos que trabajan en importantes bufetes de abogados y les cuesta más tomarse la licencia por paternidad", cuenta.

En lo que se refiere al número de mujeres en puestos de dirección, la mayor discrepancia se da en las industrias tradicionalmente "masculinas", como manufactura y tecnología.

Pero las investigaciones de Allbright sugieren que en sectores como servicios financieros y bienes raíces se han logrado avances "significativos" en los últimos años.

La empresa de alquileres Heba, por ejemplo, recientemente subió 100 puestos en el ranking de Allbright, luego de remplazar a varios de sus directivos masculinos.

La empresa ahora tiene una mayoría de mujeres gerentes, aunque su presidente, Lennart Karlsson, confiesa que lograr mayor equidad de género no era su objetivo principal.

"Para mí lo más importante era la capacidad, capacidad y actitud, no el sexo. Pero cambié de opinión. La empresa funciona mejor con la mezcla (de género)", dice.

"El ambiente en el momento de las discusiones es mejor, se tienen mejores conversaciones y una mejor comprensión del otro".

 

Correlación positiva

Amanda Lundetag está convencida de que ese tipo de cosas también son buenas para los negocios.

Y, para probarlo, cita varios estudios, incluyendo uno del Instituto Peterson para la Economía Internacional que encontró una correlación positiva entre la presencia de mujeres en cargos de liderazgo y el desempeño de una organización.

Un vínculo que parecen tener muy claro los políticos suecos que están impulsando lo que describieron como "el primer gobierno feminista del mundo".

La coalición de verdes e izquierdistas que gobierna en el país presentó en 2015 una nueva ley que trata de hacer que los hombres aprovechen más la licencia de paternidad: ahora 90 días están reservados exclusivamente para el padre, y si no se aprovechan se pierden.

"Lo que queremos ver en el largo plazo es igual participación por parte de ambos padres. Pero tenemos que ir despacio, para que las familias se adapten a los cambios", explica Annika Strandhall, la ministro de la Seguridad Social.

Y el próximo año Suecia pondrá a funcionar una Oficina para la Igualdad de Género, lo que según la ministro Strandhall representa una admisión de que las famosas iniciativas feministas suecas no han logrado atraer a tanta gente como podrían.

 

Visiones divididas

Ahora, si bien la necesidad de crear iguales oportunidades para hombres y mujeres parece ser algo que ya está grabado en la conciencia nacional, Suecia está dividida en lo que se refiere al cuál debe ser el nivel de intervención estatal.

Una propuesta de ley del gobierno que habría multado a las compañías que cotizan en bolsa que no tuvieran al menos un 40% de mujeres en sus juntas directivas fue rechazada por el parlamento en enero.

Aunque el miedo a posibles penalidades parece haber sido un catalizador: en lo que va de este año, el 33% de los candidatos a esos puestos son mujeres, un 2% más que el año anterior, dice Allright.

Y eso pone a Suecia solo por detrás de Noruega y Francia, donde hay cuotas legalmente vinculantes.

Sin embargo, los Suecos Demócratas -el partido nacionalista que actualmente es el segundo en las encuestas- así como la Democracia Cristiana -de centro- votaron ambos en contra de los 90 días obligatorios para los padres, pues dicen que quieren que las familias tengan mayor libertad de elegir.

"Hay una presión social, porque todo el mundo regresa a trabajar. Yo sentí que si me quedaba en casa iba a ir en contra de la norma", explica Simone French, una mujer de 46 años originaria de Australia.

Dice que le hubiera gustado quedarse en casa hasta que su hijo entrara al colegio. Pero al final terminó tomando solamente un año de licencia por maternidad, en medio de presiones de sus jefes y familiares.

"Mi instinto materno era quedarme con mi hijo, cada fibra de mi ser luchaba contra la idea de regresar. Y aunque aquí no se habla de eso, he conocido a un par de mujeres suecas que sentían lo mismo", cuenta.

"Un asunto cultural"

 

Sin embargo, aquellos que celebran la marcha de Suecia hacia una sociedad completamente equitativa en materia de género argumentan que para balancear las responsabilidades familiares hay que hacer dos cosas al mismo tiempo.

Por un lado, darles a padres y madres iguales oportunidades para crear lazos con sus hijos cuando estos están pequeños, pero también como darles a las mujeres más oportunidades para que puedan progresar en el mundo laboral.

"Te acercas más a los niños, estableces una mejor conexión", dice Andreas Lundvick, de 38 años, uno de los padres del parque Ralambshovs.

Lundvick está tomándose tiempo lejos de su trabajo en un importante banco sueco para cuidar a su hijo de seis meses mientras su esposa estudia a tiempo completo, y no cree que la decisión vaya a tener mayor impacto en su carrera.

"Me siento afortunado. Cuando uno habla con gente de otros países y escuchas sobre su situación, casi siempre es la mamá la que se queda en casa con los hijos", dice.

Y concluye: "Es un asunto cultural".