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Terapia de electroshock para salvar a los últimos cóndores de California

Los cables del tendido eléctrico son una de las principales causa de muerte de estas inmensas aves, de las que quedan muy pocos ejemplares. Desde hace unos años, una técnica especial les enseña a evitar las electrocuciones.

24horas Administrator

Martes 18 de agosto de 2015

Con sus altas abiertas puede alcanzar un tamaño de hasta casi tres metros.

Es el cóndor de California, el ave más grande de América del Norte y una de las más grandes del mundo.

En 1987 sólo quedaban 22 ejemplares de este animal.

Pero una iniciativa liderada por el zoológico de San Diego, en California, para salvar a esta especie logró aumentar su población que hoy día cuenta con 150 individuos.

Una de las claves del éxito para incrementar el número de cóndores que sobrevuelan los cielos de Arizona, Utah y Baja California radica en la implementación de una técnica curiosa: la terapia de shock.

Lecciones eléctricas

Uno de los problemas que enfrentan estos animales es la muerte por electrocución.

Desde las alturas (el cóndor puede alcanzar una altitud de hasta 4,6 Km), y con la mirada centrada en el suelo, estas aves suelen tener dificultades para divisar los cables de electricidad que cruzan el terreno.

Cuando descienden con sus alas abiertas buscando un lugar para descansar o para alimentarse de un animal muerto, pueden tocar un cable con cada extremo de su cuerpo y morir electrocutadas.

Para evitar que esto ocurra Bruce Rideout y sus colegas del zoo de San Diego, comenzaron a enseñarles a las aves, mediante la terapia de shock, como evitar los postes y cables de electricidad.

Esto se hace varias veces al año cuando los investigadores capturan a los cóndores para monitorear su estado de salud.

El problema del plomo

El método consiste en encerrar a los cóndores en una jaula en la que hay falsos postes de electricidad y ramas naturales. Cada vez que las aves se posan sobre una torre de electricidad reciben una pequeña descarga de corriente.

Así, van aprendiendo a posarse sobre las ramas.

Antes, 66% de los cóndores morían electrocutados. Tras la implementación del entrenamiento, el índice se redujo a 18%.

Por simple que parezca, según señala un estudio publicado en la revista Biological Conservation, este entrenamiento ha reducido notablemente el índice de mortalidad por esta causa.

Antes del entrenamiento, 66% de los cóndores morían electrocutados. Desde su implementación, el índice de mortalidad es del 18%.

 

El envenenamiento por plomo sigue siendo una amenaza.

Lo ingieren cuando se alimentan de la carcasa de un animal muerto que ha sido cazado con municiones de este material.

El plomo afecta su sistema nervioso, la fertilidad y puede provocar insuficiencia renal e incluso la muerte.

Fotos: Agencia Uno