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Un siglo del Sykes-Picot, el mapa que creó a Siria e Irak y desencadenó cien años de resentimientos

La guerra en Siria, los problemas de Irak y el denominado Estado Islámico amenazan como nunca el legado del arreglo secreto entre Francia y Reino Unido que hace 100 años sentó las bases de las fronteras del Medio Oriente.

24horas Administrator

Martes 17 de mayo de 2016

A punto de cumplir cien años en medio de un coro generalizado de críticas en la región, nunca había estado tan amenazado el legado del tratado Sykes-Picot, el arreglo secreto de 1916 entre Francia y Reino Unido que sentó las bases de las actuales fronteras de Medio Oriente.

Con Irak cada vez más cerca del caos y una posible desintegración, los lídereskurdos de la zona norte del país –una región que ya gozaba de autonomía– ahora amenazan con una escisión total y una declaración de independencia.

Y la intención de erradicar todas las fronteras de la región y enterrar para siempre alSykes-Picot ya había sido claramente declarada por el autodenominado Estado Islámico (EI) en junio de 2014, cuando literalmente procedió a borrar la frontera entre Irak y Siria.

Cada vez está más claro: pase lo que pase con EI, el futuro de Siria e Irak como estados unitarios –un concepto clave del proyecto Sykes-Picot– está en el aire.

 

En realidad, ninguna de las actuales fronteras del Medio Oriente fueron realmente delineadas en el documento firmado el 16 de mayo de 1916 por el diplomático británico Mark Sykes y su colega francés François Georges-Picot.

El puesto fronterizo tan histriónicamente borrado por EI en la frontera sirio-iraquí, por ejemplo, muy probablemente estaba a varios cientos de kilómetros de la famosa"línea en la arena" trazada por Sykes y Picot hace 100 años.

Dicha línea partía casi directamente de la frontera persa en el noreste y seguía hacia abajo entre Mosul y Kirkuk y a través del desierto hacia el mar Mediterráneo, para luego virar y hacer un bucle en la parte superior de Palestina.

Y las actuales fronteras de la región surgieron de un largo proceso de tratados, conferencias, acuerdos y conflictos que siguió a la desintegración del Imperio Otomano y el final de la Primera Guerra Mundial.

 

Sin embargo, el espíritu del Sykes-Picot –dominado por los descarnados intereses y ambiciones de los dos principales poderes coloniales de la época– prevaleció durante todos esos procesos y las décadas subsiguientes, hasta la crisis de Suez de 1956 e incluso más allá.

Y dado que inauguró esa era y epitomizó el concepto de arreglos coloniales clandestinos, Sykes-Picot también pasó a convertirse en el símbolo de una era en la que poderes externos acostumbraban imponer su voluntad, dibujar fronteras y quitar y poner gobiernos, jugando a divide y vencerás con los "nativos" y un complejo ajedrez con sus rivales coloniales.

¿La hora de los kurdos?

El orden resultante, visible en el actual Medio Oriente, es un conjunto de estados con fronteras que fueron trazadas casi sin tomar en cuenta aspectos étnicos, tribales, religiosos o lingüísticos.

Y, al congregar a un conjunto de minorías, esos países comparten una tendencia natural hacia la desintegración, a menos que los mantenga unido el puño de hierro de un caudillo o un gobierno central fuerte.

No deja de ser irónico, sin embargo, que las dos fuerzas que actualmente atacan el legado del Sykes-Picot con más fuerza y de forma más explícita también se combaten mutuamente: los militantes de EI y los kurdos en el norte de Irak y Siria.

En los dos países, los kurdos han demostrado ser los mejores aliados de Occidente en su lucha con EI, pero ambos comparten su determinación por redibujar las actuales fronteras.

"Yo no soy el único que lo dice, la verdad es que el Sykes-Picot fracasó, está acabado", dijo en una entrevista con la BBC el presidente de la Región Autónoma Kurda de Irak, Massoud Barzani.

"Hay que encontrar una nueva fórmula para la región. Y creo firmemente que con esta nueva fórmula los kurdos van a ver satisfecha su demanda histórica y su derecho (a la independencia)", agregó.

"Hemos pasado por varias experiencias amargas luego de la formación del estado iraquí después de la Primera Guerra Mundial. Tratamos de preservar la unidad de Irak, pero no somos responsables por su fragmentación: son otros los que lo fracturaron", aseguró el líder kurdo.

"No queremos ser parte del caos y los problemas que rodean a Irak por los cuatro costados".

Entidad con fronteras

Para Barzani, el primer paso debe ser "negociaciones serias" con el gobierno central de Bagdad para alcanzar un acuerdo y una solución que lleve a lo que los líderes kurdos llaman con optimismo "una separación amistosa".

Pero si eso no es posible, entonces los kurdos se verán obligados a seguir adelante unilateralmente con un referendo sobre la independencia, le dijo a la BBC.

Los kurdos de Irak no tienen salida al mar y están rodeados por vecinos –Siria, Turquía, Irán e Irak– que han tradicionalmente sofocado las aspiraciones kurdas.

Y la amenaza de Estado Islámico también los ha hecho más dependientes que nunca de los poderes occidentales, los que también aconsejan insistentemente su permanencia como parte de Irak.

Pero ya sea que consigan o no una independencia formal y completa en un futuro próximo, ya han logrado establecer una entidad con fronteras, una bandera, un aeropuerto internacional y un parlamento, gobierno y ejército propios. Todo, excepto un pasaporte y su propia moneda.

En ese sentido, ya lograron redibujar el mapa.

Y en la vecina siria, los kurdos locales también están haciendo lo mismo, controlando un extenso territorio a lo largo de la frontera turca bajo la figura de "auto-administración".

Redibujando el futuro

Las ganancias territoriales de Estado islámico, por su parte, ya parecen haberse alcanzado su punto máximo.

Pero el caos en Irak y Siria que le permitió echar raíces todavía no se ha agotado.

 

Efectivamente, la fragmentación de Siria por causa de una violenta guerra civil de carácter sectario, y la alienación de la minoría sunita (y de los kurdos) de Irak, siguen siendo reales.

Y la gran pregunta ahora es si se pueden encontrar fórmulas para que todas esas comunidades convivan pacíficamente dentro de las fronteras heredadas por la historia del siglo XX, o si habrá que dibujar nuevas fronteras para acomodarlas.

"Sykes-Picot ya murió, eso no se discute. Pero todo lo demás está por definirse. Y mucho tiempo tendrá que pasar antes de tener claridad sobre los resultados", dijo el veterano líder libanés Walid Jumblatt.

Profecía cumplida

El tratado Sykes-Picot traicionó las promesas de libertad que los británicos les habían hecho a los árabes a cambio de su apoyo contra el Imperio Otomano.

Y también iba en contra de la visión del presidente de EE.UU. Woodrow Wilson, quien predicaba autodeterminación para los pueblos sojuzgados por los otomanos.

De hecho, cuando el asesor de Wilson en política exterior, Edward House, fue informado del acuerdo por el secretario para asuntos exteriores británico, Arthur Balfour, escribió: "Todo es muy malo y se lo dije a Balfour".

"Están convirtiendo esa región en terreno fértil para una futura guerra".