Hasta el 2008, René Merino ejerció con gran éxito como médico cirujano, sin embargo, un día optó por abandonar la medicina para invertir en una agrícola productora de frutas en el valle del Limarí que se terminó transformando en la Viña Tamaya.
Merino reconoce lo bien que le iba como médico y confiesa que cuando tomó la decisión de dedicarse a los negocios estaba a punto de viajar a Alemania, pero por un cuento personal y familiar echó pie atrás.
Y es que confiesa que para conseguir ser un buen médico se tiene que "ser primero cirujano, segundo cirujano y tercero cirujano y yo no estaba dispuesto aeso", además todo era extremadamente duro porque "enpromedio pasaba cuatro noches a la semana fuera de la casa y no habían fines de semana,vacaciones ni feriados".
Pero como empresario la vida tampoco ha sido fácil, reconoce lo complejo y competitivo que es el mundo de las viñas: "Hasido un negocio difícil desde hace 10 años. La viña lleva 10 años debajo delagua y recién estamos logrando sacar la nariz", confiesa Merino.
El 2001 el empresario se decidió crear su propia bodega y marca, pero la decisión generó mucha polémica en el directorio por lo riesgoso, pero a pesar de todo se arriesgo confiando en la calidad de la uva que producía.
Sin embargo, el 2011 se dio cuenta que el negocio no iba ni hacia "adelante ni para atrás" y recién ahí realizó dos cambios que calificó como los más básicos: ajustar los precios y loscostos. Porque asegura que "vendía muy barato para la calidad de los vinos y tenía unaestructura muy grande para las cantidades que se vendían".
Merino revela que el 2013 ha sido el primer año en que la viña está en equilibrio y espera que el 2014 recién se vean las primeras utilidades, para además proyectarse de aquí a siete años a duplicar su producción.
Este empresario que afirma, como muchos otros, que "Haypocos negocios más competitivos que este", muestra lo difícil que es emprender, pero demuestra que con el amor que siente por la viñas y con mucho esfuerzo y profesionalismo, es posible concretar.