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Escuela en la Antártica, también llamada privilegio

De cursos de 40 alumnos pasaron a tener no más de 4… dejaron familia, amigos y una realidad diametralmente opuesta a la que viven hoy. Son dos profesores que por cumplir un sueño, se trasladaron a la región de magallanes. Además de la docencia tienen el desafío de enfrentar hasta 20 grados bajo cero, noches eternas, días interminables y la misión de hacer patria. En nuestra crónica les mostramos cómo es educar en el fin del mundo.

Centro Regional Austral

Miércoles 3 de abril de 2013

Lafamilia Carillán Hernández ha tomado nuevos rumbos. Su casa no es la desiempre, tampoco su forma de transportarse, menos la manera de vestir. José Luis ya no se separa de su esposa, ni siquiera en el trabajo. Tampoco lo hace de sus hijos. Así parten juntos el día en la Escuela Villa las Estrellas de la base Eduardo Frei en la Antártica. Trabajan y estudian en sólo dos salas de clases, y la matrícula es de sólo seis alumnos. Una realidad muy distinta a la que vivieron hasta hace un par de meses, cuando ambos se desempeñaban como profesores en la región del Biobío. En dos años más, otros profesores como ellos tendrán la opción de vivir, trabajar y ganar un mejor sueldo en la Antártica. Pruebas sicológicas, evaluaciones docentes y sobre todo ganas de enseñar a un grupo reducido y en cursos mezclados, son parte de esta experiencia que sólo algunos pueden experimentar.