Fue un adiós junto a sus compañeros, con quienes compartía el mismo espíritu de voluntariado. En un carro de bomberos y con su uniforme haciendo el último recorrido, Marcelo Alvarado, apodado por sus cercanos como el papo, se despidió de la comunidad natalina.
Cientos de personas acompañaron al joven brigadier que el martes falleció mientras combatía las llamas de su propio cuartel: la segunda compañía de bomberos de Puerto Natales. Paralelamente se investiga por qué el joven participó del siniestro.
El seguro no cubre a menores de 18 años. Ahora la fiscalía deberá investigar en que circunstancia Marcelo ingresó al inmueble y se transformó en el primer brigadier mártir de la institución.