Viven poco más de 600 habitantes pero durante la Fiesta de la Esquila de Laguna Blanca, llegan a la comuna más de 4 mil personas.
Se cocinaron los corderos, salían los aluviones magallánicos, se multiplicaba la venta de artesanías y los artistas se presentaban uno tras otro en el escenario principal.
Las sorpresas no terminaron ahí. A cargo de un grupo de galgos, las carreras sin apuestas cautivaron la atención de familias completas.
Pero si de desafíos se trata, las jineteadas una vez más fueron el plato fuerte de esta fiesta.
Chilenos y argentinos se unieron en este deporte, que da identidad a la Patagonia y a su gente, que bien sabe cómo mantener vivas las tradiciones.