Estuvieron a punto de ser desalojados en reiteradas ocasiones, lucharon, arriesgaron sus vidas, se resistieron a dejar las tierras donde crecieron cinco generaciones de los Marihuén. Pero la incertidumbre ya se terminó para la comunidad mapuche. Dejaron Coronel para comenzar un nuevo camino, luego que un privado comprara las tierras ancestrales que por décadas ocuparon. Este martes se trasladaron a su nueva casa en Carampangue. Un terreno de 400 millones de pesos y de 75 metros cuadrados, siete veces más grande que el antiguo.
Atrás, dicen, quedaron los recuerdos de una etapa que no olvidarán. Comienza otro capítulo para los Marihuén, esta vez, para quedarse en un sitio que está a su nombre y del que aseguran nada ni nadie los moverá.