A diario las familias del sector El Barco en Ránquil ponen en riesgo sus vidas para cruzar al pueblo más cercano, Ñipas. El camino expedito para llegar hasta ahí quedó destruido tras el terremoto del 2010.
Si bien existe otro puente que los une con las escuelas, sus trabajos e incluso el consultorio, esa alternativa les lleva más de una hora y media, mientras que por la ruta más peligrosa sólo se demoran 15 minutos.
Es el dilema que viven las más de 150 personas que transitan por el viaducto a diario. Un problema que no tiene solución y que parece estar en tierra de nadie.