En Lorenzo Arenas en Concepción una mujer decidió transformar su hogar en una verdadera casa del terror y la adornó con decenas de figuras y luces para que los niños se entretuvieran más cuando pasaran por sus dulces.
“¡Dulce o travesura!”, esa fue la frase que se escuchó en todos los barrios en donde los niños se disfrazaron y salieron a pedir dulces para espantar los malos espíritus.
En Lorenzo Arenas en Concepción una mujer decidió transformar su hogar en una verdadera casa del terror y la adornó con decenas de figuras y luces para que los niños se entretuvieran más cuando pasaran por sus dulces.