Hemos visto como los Juegos Odesur han reencantado a la gente con el deporte, pero lo que no se ha visto es la precariedad en la que algunos deben trabajar. Es el caso del Gimnasio Andino de Viña del Mar, cuna de gimnastas olímpicos seleccionados y que por falta de apoyo se encuentra condenado a desaparecer.