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Chileno descubre que proteína produciría sordera

El doctor Agustín Martínez, del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso, espera que sus hallazgos contribuyan a la creación de terapias.

24horas.cl Tvn

Jueves 14 de noviembre de 2013

Comprender el origen de la sordera genética y buscar estrategias para futuras terapias, es uno de los objetivos del doctor Agustín Martínez, científico del Centro Interdisciplinario de Neurociencia, de la Universidad de Valparaíso (CINV). El biólogo, está explorando las mutaciones de una proteína del organismo, responsable del 50% de los casos de tipo congénito, que se presentan desde el nacimiento.

Frente a ello, el desafío del especialista es proponer caminos para modular la mutación de la proteína, ayudando a mejorar la condición de pacientes con sordera, situación que a juicio del doctor Martínez “constituye un problema de salud pública”.

Al respecto, Juan Carlos García, Gerente del CINV, destaca que la tarea impulsada por el científico, demuestra que “el rol que cumplen los investigadores jóvenes, al abordar en profundidad diversas temáticas de salud y enfermedades que afectan a Chile, permiten estrechar lazos entre la ciencia y la sociedad, valorando el aporte al desarrollo del ser humano integral”.

 Problemas de audición

Según explica Agustín Martínez, se estima que “en promedio uno de cada mil quinientos niños nacidos, tiene dificultades en la audición”. De los pacientes con sordera genética, la mitad tiene mutaciones en una proteína llamada “conexina 26”. Esta condición varía de un grado a otro, desde manifestaciones leves hasta otras que pueden ser severas y afectar también a otros órganos.

Dos tipos de sordera

El doctor en Ciencias Biológicas señala que los problemas en esta proteína, pueden llevar a dos tipos de sordera. Una de ellas es la no sindrómica, que afecta a alrededor del 98% de los casos, en los que el daño se restringe solo a la audición. Sin embargo, el 2%% restante, presenta una condición sindrómica, asociada a graves complicaciones a nivel de la piel, pudiendo llegar a ser mortal.

“La piel, compuesta por varias  capas, es un órgano fundamental para nosotros, ya que evita la deshidratación y protege del medio ambiente y sus patógenos. En las personas con este tipo de sordera sindrómica, hay una pérdida de capas de la piel que a veces es localizado y otras, generalizado. Cuando es severo, tienen que vivir en condiciones aisladas. Pero lo más complejo es que esto  puede ser letal”, comenta.

Para comprender el origen de estas dos tipologías, el especialista señala que es necesario conocer los mecanismos patológicos de las diversas mutaciones de la conexina 26, cuya función normal, es participar en la formación de unas estructuras llamadas “uniones en hendiduras”, las cuales permiten la comunicación entre las células. Al respecto, el doctor Martínez explica que si bien la las mutaciones asociadas a la proteína “conexina 26” han sido estudiadas desde hace una década en el mundo, aún no se develan por completo los mecanismos patológicos de las mutaciones.

No obstante, en los laboratorios del CINV, el profesional junto a su equipo de estudiantes de doctorado, han podido descubrir algunas diferencias entre las mutaciones de la “conexina 26” que causan sordera sindrómica y las que causan sordera no sindrómica. En el caso de la primera, lo que se observa es una pérdida de función de la proteína, mientras que en la otra condición, lo que sucede es una “ganancia” de función, “la que es gatillada por la interacción aberrante de la conexina 26 mutante con otra proteína que se encuentra en la piel”.

Generación de fármacos

Ante este escenario, la estrategia que se plantea para combatir la sordera con afección a la piel, es generar un medicamento  que permita inhibir la función de la proteína. “Esto es un desafío al mediano plazo, que puede resultar en un tratamiento para  los pacientes con la condición sindrómica”. Para estos fines, el investigador comenta que ya conocen ciertas moléculas que pueden “bloquear la actividad de la proteína y que potencialmente podrían ser utilizadas como terapia para solucionar la enfermedad de la piel”.

Sin embargo, para solucionar la sordera, la situación es más compleja ya que, según explica, se deben elaborar terapias génicas que permitan modular directamente la mutación y/o reemplazar el gen mutado. “Nuestro objetivo también es ir hacia allá, pero el camino es más largo”, señala.

Actualmente, los científicos del CINV están trabajando a nivel básico, con líneas celulares y modelos animales transgénicos. Sin embargo, diversos ejemplos a nivel mundial otorgan optimismo a los expertos, ya que el estudio de otros genes vinculados al origen la sordera, se están desarrollando en modelos animales, algunos, con resultados prometedores.

Pero más allá del aporte a futuras terapias, el doctor Martínez reconoce la importancia de comprender los aspectos básicos de esta alteración, para diversos objetivos. “El entender cómo ocurre una enfermedad, y los mecanismos involucrados,  permite conocer la fisiología normal de esos órganos. Pero también, éste es un asunto de salud pública y es fundamental que las personas entiendan que los científicos debemos investigar estas problemáticas, y que el Estado debe seguir apoyando estas iniciativas, mediante la entrega de recursos”.

Perfil del investigador

Agustín Martínez es Doctor en Ciencias Biológicas, mención en Fisiología,  de la Universidad Católica de Chile, y con Postdoctorado en la Universidad de Chicago. Actualmente, trabaja en el laboratorio de Conexinas y comunicación intercelular, del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso, en donde desarrolla diversas líneas de investigación, mayormente orientadas a comprender los mecanismos patológicos de la sordera genética. Además, es académico y director del Magíster en Ciencias Biológicas, con mención en Neurociencias, en la Universidad de Valparaíso.

Imagen principal: Agencia UNO/ referencia.