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Fantasmas de la Evolución: El curioso caso de la palta, la fruta que debió extinguirse

Un accidente, casualidad o destino; el porqué seguimos consumiendo palta en nuestros días es una gran incógnita para el mundo científico. ¿Qué es lo que pasó? Aquí te mostramos algunas teorías.

Alejandro González

Jueves 18 de septiembre de 2014

La palta en Latinoamérica, junto a otros frutos como la papaya o el mango, son parte de la flora que nos caracteriza como región. Especialmente la palta, que en Chile, es acompañante obligado (muchas veces a pesar de su precio) en numerosas mesas, en la mayoría de las familias de nuestro país.

Es abundante e incluso, Chile se convertirá en el principal exportador de paltas hacia el gigante mercado chino. Cabe mencionar también el culto que se le rinde a este fruto por su sabor, textura y la cantidad de posibilidades que entrega: en ensalada, molida para el pan, acompañante perfecto del completo o cualquier sánguche italiano.

Sin embargo, durante muchos años, siglos e incluso milenios, hemos estado consumiendo un producto de la naturaleza que debió haberse extinguido hace cientos de miles de años.

 

Maria Popova lo aborda en su sitio Brainpickings.org, de la siguiente manera: "En cualquier economía, es de sentido común que cuando no quedan consumidores de un producto, éste desaparece del mercado. En la naturaleza, de todas formas, no necesariamente es ser el caso".

Esto es, básicamente, lo que sucedió con la palta. Un fruto que era consumido por una gigantesca especie animal, llamada "Gomphothere", perteneciente a la familia de los elefantes y suficientemente grande como para poder tragar la fruta de los paltos (y el considerable tamaño de su cuesco).

La subsistencia de la palta, junto a otros frutos similares, dependía de que sus depredadores esparcieran más de las semillas de la palta a través de su excremento. De esta manera, la cadena se mantenía estable y virtuosa con más paltos creciendo gracias al Gomphothere. Pero este animal vivió entre los años 12 y 1.6 millones antes de cristo.

 

¿Cómo es posible que hasta el día de hoy sigamos consumiendo palta sin la existencia de este animal?

Sucede que el Gomphothere era una de las pocas especies que, debido a su gran tamaño, poseía la dentadura y el tracto intestinal apropiado para digerir a este fruto. Claramente, este animal está extinto, ergo, la fruta que dependía de este depredador también tuvo que haber desaparecido. Pero no lo hizo.

A esto se le denomina "anacronismo evolutivo", un concepto que encierra a este misterio del cual aún no se tiene una explicación concluyente y que los biólogos Daniel Janzen y Paul Martin, acuñaron en 1982.

Desde que la megafauna prehistórica desapareció, las plantas y frutos que dependían de ella siguieron solas su camino, con esta "inercia" de la evolución y que, por de pronto, es el primer indicio de que éstas, más temprano que tarde, terminarán extinguiéndose tal como sus depredadores.

Sin embargo, dado que actualmente el desarrollo de la agricultura ha permitido la siembra masiva de sus semillas, esto realmente no es un problema. Es así, como en un montón de otros ámbitos, el ser humano le ha hecho una "finta" a la evolución.

OTRO FANTASMA DE LA EVOLUCIÓN: VELLO FACIAL Y APÉNDICES

Tal como sucede con el caso de la palta, también nosotros, los humanos, tenemos un par de "anacronismos evolutivos" sin resolver, por ejemplo: los vellos faciales en los hombres, el apéndice, incluso el efecto llamado "piel de gallina".

Órganos y rasgos con los que evolucionamos, pero que actualmente, en este momento de la historia evolutiva no poseen algún uso, dado que lo que alguna vez los hizo desarrollarse, hoy ya no existe.

FUENTE: 24horas.cl con información de itsokaytobesmart.com y brainpickings.org.

VIDEO: itsokaytobesmart.com