"Placentofagia" es el nombre médico que recibe el consumo de la placenta. Esta tendencia que data de inicios de los años 70 volvió a estar en boga luego que las hermanas Kardashian, primero Kourtney y luego Kim hicieran público su consumo, tanto de forma natural como encapsulada.
Según las hermanas, el consumo de sus placentas tiene muchos beneficios médicos, entre los que cuentan, protección contra la depresión post parto, reducción del dolor posteriores al parto, revitalización, ayuda con la lactancia, etc.
Sin embargo, diversas investigaciones como la que realizó la Universidad de Northwestern de Estados Unidos, no se ha podido demostrar científicamente que las mujeres reciban estos beneficios en su salud.
"Existe gran cantidad de informes subjetivos de mujeres que han percibido beneficios, pero no hay ninguna investigación sistemática sobre los beneficios o riesgos de ingerir la placenta", indicó la doctora Crystal Clark, una de las autoras del artículo para el Centro de Medicina de Northwestern.
Hay que destacar que la placenta es un órgano que entre otras tareas, funciona como filtro para absorber y proteger el desarrollo del feto de toxinas y contaminantes, además de remover los desechos de la sangre del bebé.
La doctora Clark fue más allá, alertando a las mujeres que realizan esta práctica. "Tenemos la sensación de que la gente no está tomando esta decisión basándose en la ciencia ni tras hablarlo con los médicos. Lo hacen siguiendo artículos de prensa, blogs y páginas web".
Aunque no hay estudios que comprueben los reales beneficios médicos de la placentofagia, tampoco existen datos de "riesgos" que podría traer esta práctica. Lo importante, es tomar esta determinación con apoyo de profesionales médicos, más allá de la moda impuesta por celebridades y actrices que han experimentado este proceso.