Son los años dorados y hay que vivirlos a concho, tiene que haber pensado la pensionada británica de 80 años que decidió lanzarse en paracaídas, sin saber, que su aventura se podría haber transformado en el último día de su vida.
Luego de equiparse como corresponde, la mujer subió sin miedo al avión. En el viaje se le vio calmada hasta que llegó su turno de saltar. Una vez asomada en la puerta, la abuelita comenzó a gritar que no quería saltar. Tras resistirse, su instructor decidió tomar la decisión por ella y se lanzó al vacío a pesar de sus ruegos.
La temeraria acción del hombre, provocó que la señora se soltará del arnés que la sujetaba y quedó colgando en el aire mientras caía a 200 kilómetros por hora.