La música de Michael Jackson inspiró a un singular artista callejero a realizar particulares figuras con un dulce producto: el algodón de azúcar.
El hombre, que fue grabado por transeúntes, realiza un baile en el que diseña divertidas creaciones utilizando uno de las golosinas preferidas de los más pequeños.
Impresionantes piruetas y excepcionales movimientos de baile componen su rutina que divierte a todos por igual, quienes, además de comer un rico algodón de azúcar disfrutan del singular espectáculo.