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El café: El "Viagra" del siglo XVII

Hace siglos, el café simbolizaba algo más que un simple brevaje para reanimarse. Te contamos la historia que desató la "guerra" entre hombres y mujeres en 1674.

Alejandro González

Viernes 9 de agosto de 2013

Hoy, el café está relacionado con numerosas virtudes. Hace poco, un nuevo estudio comprobó que el consumo de café disminuye el riesgo de experimentar tendencias suicidas.

Pero hace tres siglos, el café estaba conectado con otro tipo de virtud, quizá impensada en nuestros días.

Autores de la época escribían acerca de la influyente escena de los "coffee shop" en Londres que el grano fue un rápido éxito en las islas británicas: la primera tienda abrió sus puertas en 1652 y dos años más tarde, ya estaba vendiendo más de 200 tazas al día.

La magazine The Atlantic, consigna un interesante libro que rescata una anecdótico hecho que desató la "guerra" entre los hombres y mujeres del siglo XVII.

Las féminas de la época estaban bastante cansadas de que sus maridos fuesen tan fanáticos de este brevaje, por lo que hicieron público su descontento con una declaración titulada "Petición de las Mujeres en Contra del Café".

 

Según consigna el autor Matthew Green, autor que rescató los pormenores de esta "escena cafetera" inglesa, cita en su libro "El mundo perdido de los coffeehouse londinenses" el siguiente antecedente, que de seguro, te sorprenderá:

"Ninguna mujer respetable habrá visto muertos en un café. No pasó mucho tiempo antes de que las esposas comenzaran a sentirse frustradas por la cantidad de tiempo que sus maridos malgastaban 'deponiendo sus principios, estableciendo los límites del reino y balanceando el poder de Europa con gran justicia e imparcialidad', como Richard Steele dijo en el Tatler. En 1674, año del resentimiento, estalló como un volcán de furia la Petición de las Mujeres en Contra del Café.

El bello sexo arremetió contra el 'uso excesivo de ese abominable licor pagano, llamado café', que según como ellas veían, había reducido a sus laboriosos hombres viriles en afeminados balbuceadores, holgazanes y franceses. La represalia no se hizo esperar y la respuesta de los hombres fue contundente a los insultos de las mujeres, quienes calificaban al café como un 'vino adulterado' y una 'cerveza de barro' que hacía a sus hombres impotentes.

Para los hombres, al contrario, era el Viagra del momento, haciendo de 'la erección más vigorosa, con una eyaculación más potente y añadiéndole una ascendencia espiritual a los espermatozoides".