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Eutanasia por ceguera

Las autoridades belgas accedieron a la petición de los hermanos, pese a que no sufrían una enfermedad terminal.

Mery Salinas

Martes 15 de enero de 2013

No eran el caso de una enfermedad terminal, pero dos hermanos gemelos de 45 años, Marc y Eddy, lograron la autorización para poder morir de forma asistida y voluntaria.

Sordos de nacimiento y a punto de quedar ciegos, esto belgas buscaron en la eutanasia la solución de no soportar la idea dejar de ver.

Tras un año de procedimientos, en el hospital Universitario de Jette (Bruselas) los hermanos inseparables murieron con una inyección letal, a pesar de no poseer una enfermedad incurable, dolorosa y terminal.

"Reunían los requisitos establecidos en la legislación", precisó Jacquelline Herremans, de la comisión belga de la eutanasia.

Zapateros de profesión, siempre vivieron juntos, pero a medida que pasaba el tiempo y su ceguera aumentada dependían cada vez más de sus padres.

La legislación belga no se limita sólo a casos en los que hay sufrimientos físicos, sino también abarca el "sufrimiento de orden psíquico" y "hubo una demanda, reiterada, voluntaria y reflexionada", precisó Herremans.

Los últimos minutos de sus vidas fueron relatados por su propio médico, David Dufour.

"Bebieron una taza de café al llegar al vestíbulo y mantuvieron una conversación con el capellán. Después la despedida de sus padres y de su hermano fue muy bella y serena. Aún hicieron un pequeño signo de despedida con la mano y ya está, se habían ido", precisó.

Bélgica es el segundo país, después de Holanda, donde se legalizó la eutanasia en mayo del 2002 y sólo en el 2011 un total de 1.113 personas, en su mayoría enfermos de cáncer en fase terminal, se acogieron a su derecho de morir, según los datos oficiales.