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Más y mejor música

Columna de Manuel Maira

Felipe Rojas

Viernes 4 de mayo de 2012

El sábado pasado había tres seductoras opciones para ver música en vivo: el Teatro Caupolicán recibía el fino pop británico de James; al Teletón llegaba a debutar en Chile la propuesta bailable de The Ting Tings, y en el Movistar Arena abría la primera de las dos noches del Metal Fest con una larga lista de atractivos nombres rockeros liderados por Anthrax.

Esta semana un fanático de la música tiene en cartelera la leyenda viva de Bob Dylan, la electrónica frenética de Justice, el pop nostálgico de los suecos de Roxette y el romanticismo de Franco de Vita y Alejandro Lerner. Considerando la oferta local, hay que sumar a Los Tres recreando la vibra acústica de su histórico MTV Unplugged, la celebración de los cinco años de carrera de Nano Stern y a Fernando Milagros estrenando en vivo un nuevo single de su recomendable último disco. Insisto, todo esto en esta semana.

El alza en la oferta de música en vivo está obligando a que la gente priorice. Por tiempo y presupuesto, es prácticamente imposible ver en vivo todo lo que un melómano promedio quisiera. La intensa cartelera obliga a elegir con pinzas a elegir qué ver y qué perderse, mientras que los artistas deben redoblar sus esfuerzos para ofrecer sus mejores argumentos y convencer a un público cada vez más exigente.

En este escenario, ganan terreno los shows temáticos como los dedicados a revivir un discos clásicos como últimamente lo han hecho en escenarios locales Roger Waters con The Wall, Primal Scream con Screamadelica, Los Tres con su álbum debut y Jorge González con La voz de los 80’.  También sobresalen reuniones de bandas con miembros originales (Illya Kuryaki, Saiko, Lucybell) y shows con material  alto despliegue visual (Björk, Radiohead).

En la otra vereda, perderán público artistas que ya vinieron y que no tengan nuevo material para mostrar en sus regresos, y las giras de bandas sostenidas en la nostalgia como único atractivo, no darán para más que una vuelta al mundo. ¿Lo bueno de este nuevo orden? Los artistas deben extremar esfuerzos por entregar su mejor música para salir a defenderla en vivo con gente dispuesta a escucharla. Los shows ganarán en atractivos y a las productoras de conciertos les será cada vez más difícil elevar los precios más allá de lo razonable producto de la alta competencia, lo que deja al público como el gran ganador con más y mejor música al alcance de la mano.