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¿Por qué los chilenos no pueden ser más felices?

Especialistas analizan el tema de la felicidad en el país.

Cristián Jara

Jueves 31 de mayo de 2012

Un estudio reciente realizado por la Universidad de Columbia determinó que Chile se encuentra en el lugar 43 entre entre 156 países dentro del ranking de las localidades del mundo más felices.  

Al interpretar las cifras y ver el vaso medio lleno se puede determinar que con esta realidad, nuestro país se ubica en el primer tercio del ranking de felicidad, pero curiosamente se ubica 12 de entre 26 países en Latinoamérica, siendo superado por naciones que poseen menor desarrollo económico y tecnológico y social, entonces surge la pregunta ¿Qué hace que los chilenos no se sientan tan felices como sus vecinos?  

Antes de adentrarse en algún análisis se deben consignar algunos puntos determinantes. Primero, que el estudio consideró factores económicos, sociales (como el apoyo y confianza social) y la salud mental, elementos que según el criterio de los expertos de la Universidad de Columbia, parecen jugar un rol fundamental en la percepción de la felicidad.

En segundo lugar y para comenzar desde la raíz, José Pinedo, psicólogo de la  Red Salud de la  Universidad Católica, establece que “la felicidad sería un estado más o menos permanente, que lleva a que una persona perciba la realidad y se inserte en su entorno de manera optimista, confiada y en paz consigo misma y con quienes lo rodean”.

Pinedo señala que lo primero es “conocerse a sí mismo”, cuáles son las actividades y situaciones que me producen mayor bienestar, cómo es la imagen que tengo de mí mismo (autoestima), cómo logro recuperarme después de una situación estresante. Lo segundo, es tener consciencia que la felicidad no es un estado permanente y que se debe trabajar constantemente por mantenerla.

Entonces, ¿qué es lo que ocurre en Chile para que nuestra percepción de felicidad no sea mayor? Para el director de la Escuela de Sociología de la Universidad Mayor, Antonio Leal, porque el chileno “carece de autoestima”. Además, señala que “el modelo socioeconómico imperante ha impuesto una vida tremendamente competitiva y exigente, mucho más que en otros países latinoamericanos”.

Esto, según el análisis del sociólogo, produce que los chilenos no se sientan felices al, por ejemplo, al no tener horarios de trabajo extenuantes que impiden una vida familiar plena y ver vulnerados sus derechos laborales. “Habiendo trabajo las remuneraciones son extremadamente bajas, la gente se esfuerza, pero detrás de eso no hay un pago justo que le permita cubrir sus gastos sin problemas. Todo eso influye en el ánimo y hace que lo chilenos no se sientan felices”, dice.  

La seguridad y tranquilidad debe ser una prioridad para las naciones, ya que esos aspectos  juegan un papel fundamental para sentirnos más felices. “Los primeros en el ranking (Dinamarca, Finlandia y Noruega), poseen una gran preocupación por los derechos individuales de las personas y se garantiza el derecho a elementos esenciales para la felicidad como la salud y a la educación, cosa que no ocurre en Chile, piensa Leal.

Concluyendo, el especialista señala que lo que debe hacer para logra ser más felices  es cambiar el eje de la vida. “Debemos humanizar más la vida, actualmente todo se rige por el mercado y obtener mayores bienes, son las consecuencias del modelo económico neoliberal, establece.