Tras tres años negándose a abandonar el hospital Jingmei de Pekín, un hombre fue sacado a la fuerza del recinto por la policía china.
El hombre, de apellido Chen, fue dado de alta el 2012 y se negó en reiteradas ocasiones a marcharse. Las autoridades del hospital no soportaron más que permaneciera en sus instalaciones y decidió llevar el caso a la justicia.
En los tribunales le dieron la razón al hospital y le ordenaron al paciente abandonar el lugar. Como seguía insistiendo que no se encontraba en las condiciones óptimas para ser dado de alto, la policía debió acudir al hospital.
Lo que no esperaban era que Chen mantendría su negativa encadenándose a la cama de su habitación. De todas formas, la policía rompió el candado y fue sacado en una silla de ruedas del recinto.
En agosto de 2011 el hombre, de apellido Chen, fue ingresado al centro médico debido a las lesiones que sufrió en un accidente automovilístico.
Al mes siguiente lo dieron de alta y pronto volvió al hospital por tres meses más, argumentando un fuerte dolor en sus piernas. Tanto le gustaba estar en la clínica que incluso faltó a la boda de su hijo para mantenerse internado.
Al pasar ese periodo, nuevamente los doctores aseguraron que ya estaba en condiciones de volver a su casa. Sin embargo, el hombre se negó a abandonar el hospital insistiendo que ya no podía ponerse de pie debido a la trombosis venosa profunda que padecía.
El hospital dejo de proporcionarle tratamiento médico en julio del 2012 y nunca pagó la deuda de 2 millones de yuanes que mantenía con el hospital, equivalente a más de 200 millones de pesos.
Fotos: Reuters