Su nombre es Wu y hasta hace un año se consideraba una mujer feliz. Era Guapa, joven, casada y acababa de dar a luz a su primer hijo.
Seis meses después del acontecimiento más memorable de su vida, descubrió que un extraño fenómeno se desarrollaba en su cara. La tensión y laxitud de la piel empezaba a ceder rápidamente, a tal punto que su apariencia se ha degradado y a sus cortos 27 años luce como una mujer de 70.
La mujer china explicó, en una entrevista a medios orientales, que la transformación que ha sufrido su vida después de comenzar esta enfermedad, la está afectando gravemente, tanto así, que ha intentado suicidarse en un par de ocasiones.
Ha recibido críticas de la gente en la calle, las cuales la han humillado y burlado expresando que una anciana no puede vertirse de esa manera. Además, las relaciones familiares se han vuelto tensas y los médicos no le dan respuesta a su padecimiento, al que vinculan con la Anetodermia, una enfermedad que provoca este deterioro de la piel y sin tratamiento eficaz.