Algunos piensan que está dormido.
No hay pifias, tolera todo, y no queda ni la sombra de la fiereza que sacaba cuando un artista simplemente debía bajarse del escenario.
Para algunos, el "Monstruo" puede despertar en cualquier momento y no le pierden la fe, mientras que otros creen que en estos tres días de festival queda claro que ya nada queda de él.
Para otros, el poder de decisión ahora se traspasó a los animadores.
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