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La tradición indígena en la Fiesta de los Muertos

La celebración es un momento en el que las comunidades aymaras y atacameñas del Norte Grande reafirman su identidad; una tradición que ha resistido al actual Halloween.

Carmen Aguilar

Jueves 30 de octubre de 2014

"No es Halloween; es la Fiesta de los Muertos", corrige la académica del Instituto de Historia de la Universidad Católica, Olaya Sanfuentes, por teléfono a 24horas.cl. La profesora no habla de terroríficos disfraces ni calabazas, sino de la celebración de las comunidades indígenas en el Norte Grande.

En Toconce, Aiquina, Caspana, Río Grande… En localidades pequeñas de Arica-Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, "donde hay una gran influencia indígena", cuenta Sanfuentes, la tradición nativa se combinó con la cristiana de recordar a los difuntos el 1 de noviembre, manteniéndose hasta hoy su Fiesta de los Muertos.

"Es muy importante en comunidades pequeñas aymaras y atacameñas", explica la profesora, donde los que no viven en la localidad, regresan este fin de semana para visitar a sus antepasados con el resto de su familia.

 

El grupo es una parte fundamental de esta fiesta donde se reafirma su identidad indígena. "Se celebra que se pertenece a ese ayllu (comunidad territorial) recordando a los abuelos (los muertos) y por eso regresan desde distintas partes a donde están enterrados los antepasados para volver a armar esa comunidad".

FIESTA DE CUATRO DÍAS

Pese a que la costumbre de visitar a los antepasados fallecidos con el resto de la familia pueda sonar similar a la tradición cristiana, la Fiesta de los Muertos del Norte Grande de Chile tiene rasgos indígenas distintivos.

Para empezar, la conmemoración dura cuatro días y sí tiene un cariz más festivo que el Día de los Difuntos cristiano. Los familiares organizan una especie de altares con comida, bebida, regalos para sus muertos, pues según la tradición, estos regresan al mundo terrenal para comprobar que todo está en orden.

 

"Los vivos les preparan unas mesas con todo lo que les gustaba para que queden contentos y al subir al cielo, ayudados por unas escaleritas de masa que preparan las mujeres, actúen de intermediarios y les ayuden con las cosechas, el clima… Para tener un bienestar material durante el año", explica Olaya Sanfuentes.  

Toda la comida se comparte con la comunidad, pero se guarda una parte que después será brindada a la Pachamama. "En algunas zonas se ofrece una llama, un cabrito, hojas de coca, vino…", además, "una suerte de pregonero reza por los muertos y habla de ellos durante horas y horas y horas", explica la profesora de la UC.

 

El clima del norte no pasa desapercibido en esta fiesta. Los cementerios se llenan de flores y coroneras, pero de papel. "El sol y el viento es tan fuerte que todas se ven blancas un año después", asegura Olaya Sanfuentes.

 

LA HISTORIA DE HALLOWEEN

En la actualidad, esta tradición no ha perdido su sentido original y se mantiene fuerte frente a Halloween. "Los dulces son lo único en común", que se introdujeron para hacer parte a los niños y sientan tan fuerte como los adultos su identidad atacameña o aymara que celebran.

Sin embargo, en las grandes ciudades cada vez cobra más protagonismo la fiesta estadounidense, que llegó a Chile de la mano de los grandes mall. No tiene un respaldo histórico, sino comercial, explican algunos historiadores. Hay que remontarse a los pueblos celtas de Europa para explicar esta celebración.

"En sus orígenes, la fiesta celta (Samhain) celebraba el fin de la cosecha y del verano y el inicio del otoño, una suerte de Año Nuevo", explica el profesor de la Universidad Santiago de Chile, Nelson Paulus, en el que supuestamente los espíritus podían volver a la vida terrenal. "La toma de contacto con el cristianismo permite que se funda en la noche que media entre los días 31 de octubre y 1 de noviembre, con el Día de Todos los Santos".

Cuando la iglesia en Roma constituye esta festividad, en Inglaterra acuña el nombre de All Hallows y la noche anterior All Hallows Eve, que después derivó en Halloween.

Lo más probable es que desde Reino Unido "se haya transmitido a las naciones de la cultura anglosajona de América del Norte", explica Paulus. El profesor cree, sin embargo, que los primeros Halloween distarían en lo estético del exceso de sangre y que "probablemente son las reinterpretaciones del cine y la televisión" las causantes de estas expresiones.

"Lo que sí puede haberse mantenido en el tiempo, es el miedo natural al contacto con otro mundo", dice Paulus. "Es algo natural en las diversas culturas", por lo que no es raro que este temor esté presente en dos culturas que nunca entraron en contacto, las indígenas del norte de Chile y las celtas europeas.