Click acá para ir directamente al contenido

Fin del "cautiverio"

Paciente permaneció consciente durante todo el tiempo de su terapia, pero no podía moverse ni expresarse.

Mariángel Calderón

Lunes 13 de agosto de 2012

"Escuché cómo le preguntaban a mi esposa si debía desconectarme. Quise gritar que no lo hicieran", dice Richard Marsh, quien, por suerte, despertó tras cuatro meses en coma, luego de sufrir un accidente cerebral que le provocó un "síndrome de cautiverio".

El ex oficial de la policía y profesor estadounidense tenía plena conciencia cognitiva y física, sin embargo, los doctores no sabían eso. El hombre de 60 años, fue mal diagnosticado y los especialistas creyeron que nunca podría salir del supuesto estado vegetal en el que se encontraba. Él escuchó su sentencia de muerte y no pudo decir nada.

Pese a los pronósticos de los doctores, Marsh no estaba vegetal, si no que se encontraba atrapado en un cuerpo inmóvil. En una entrevista exclusiva con el diario británico The Guardian, Marsh relató la experiencia que lo mantuvo en el hospital durante cuatro meses.

"Tenía plena conciencia cognitiva y física, pero tenía casi todos los músculos de mi cuerpo paralizados", dijo el hombre. Agregó que "lo único que pude hacer cuando desperté en la UCI fue pestañear. Estaba conectado a una máquina de respiración artificial, con tubos y cables en todo mi cuerpo".

Según publica el portal Salud.com, el "síndrome de cautiverio" es una extraña enfermedad causada generalmente por una lesión cerebrovascular que daña porciones importantes del tronco cerebral, sin dañar los hemisferios. Esto, produce tetraplejía y la pérdida del habla. Por eso, las personas que padecen este mal siente y entienden todo lo que ven, el problema es que no pueden expresarlo.

Cerca del 90% de los pacientes que sufren esta enfermedad mueren durante los primeros meses. El resto no recupera el control motor de su cuerpo, por eso, el milagro de Richard, quien ya tiene un 95% de sus funciones motoras activas, es una oportunidad que él desea aprovechar para que nadie vuelva a desconocer este mal.