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Estudio estadounidense señala que Facebook y Twitter pueden llegar a ser más adictivos que tener relaciones sexuales.

Cristián Jara

Martes 9 de octubre de 2012

Suena extremo, pero podría ser un efecto de la vida moderna y la hiperconectividad.

Investigadores de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) concluyeron en un estudio que en ciertos casos las redes sociales pueden llegar a generar en las personas una adicción superior al deseo sexual con su pareja.

Los resultados del estudio se obtuvieron sondeando en Alemania a personas de ambos sexos, entre 18 y 85 años, que usaban smartphones para acceder a Facebook y Twitter.

A ese grupo se les preguntó por diferentes impulsos mentales como beber, fumar, dormir y tener sexo. Los participantes evaluaron la intensidad de esos deseos desde "fuerte" a "irresistible". Así, los investigadores determinaron que resistir a la tentación de ingresar a las redes era lo más difícil para las personas.

Según las conclusiones finales, nada resultó ser tan atractivo para la gente como usar las redes sociales.

"Lo que las hace tan difíciles de resistir es su alta disponibilidad y la falsa sensación de que abrir la página web correspondiente no cuesta nada", establece Wilhelm Hofmann, quien dirigió la investigación, en una entrevista con Los Angeles Times.

Para sorpresa de muchos, entre las cosas más adictivas también aparece el trabajo. Los resultados arrojaron que las personas que logran combatir el deseo de sexual, de compras o de fumar, se rinden cuando se trata de su ocupación profesional.

UN DULCE CEREBRAL

Con anterioridad, científicos de la Universidad de Harvard llegaron a la conclusión que publicar un comentario en redes sociales produce en el cerebro el mismo placer que el sexo o ingerir una deliciosa comida.

Según arrojó la investigación, las actualizaciones y posteos  en Facebook, Twitter, Foursquare generan una satisfacción en el cerebro similar a la que se siente al consumir un alimento o tener sexo.

"Son como dulces cerebrales", afirmaron los investigadores.

Al ser puestos de esta manera, entra en debate el poder de penetración de la tecnología en la vida de las personas, que puede llegar a incidir en conductas tan cotidianas como comer y tener sexo.