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Columna: Me acuerdo de Cerati

Revisa la columna de opinión de Manuel Maira, periodista y comentarista de música de Canal 24 Horas.

Manuel Maira

Jueves 4 de septiembre de 2014

Me acuerdo de lo mucho que escuché Soda Stereo de niño. Me acuerdo que sonaban en la radio y en esa época se escuchaba mucha radio. Me acuerdo que mi hermana mayor y sus amigas hicieron que supiera muy temprano y sin querer, que existía un Gustavo Cerati y un Charly Alberti, de Zeta vine a saber después. Me acuerdo que muchos años más tarde entendí mejor esa especie de Beatlemanía local que desató el trío en el Chile ochentero.

Me acuerdo de una charla gastronómica que fui hace algunas semanas, donde el expositor, Marcelo Cicali, decía que los adultos siempre terminan disfrutando los sabores de la infancia y creo que con la música pasa lo mismo. Me acuerdo que esas canciones de Soda Stereo, aprendidas involuntariamente, hoy son tesoros en mi colección de vinilos.

Me acuerdo que en los festivales del colegio, siempre había una banda amateur versionando con distintas suertes a Soda Stereo. Más grande, me acuerdo del video en que Gustavo Cerati aparecía con Cecilia Amenábar embarazada cantando una canción que muchos años después, sonaría en el concierto de presentación de “Fuerza natural”, su último disco solista, su último disco, su último concierto. Me acuerdo que hubo gente desconcertada con que lo haya tocado entero e inevitablemente pienso en los miles que hoy darían todo por verlo tocar lo que sea. 

Me acuerdo cuando MTV era musical y pasaba hasta el cansancio el Unplugged que Soda Stereo hizo para ellos en 1996 y que en realidad fue bien plugged. Me acuerdo cuando me regalaron ese disco y venía con el entonces novedoso atractivo de material multimedia. Me acuerdo cuando me hastió el uso y abuso del “gracias totales” y que me lleva al tiempo en que Gustavo Cerati estudió publicidad y a pensar que finalmente terminó ejerciendo la carrera con maestría en canciones perfectas para instalarse en las masas.

Me acuerdo de un verano en Vichuquén, cuando lo veía pasando inadvertido pedaleando en bicicleta o comprando en el almacén del pueblo. Me acuerdo que ese mismo verano Chile eliminó a Argentina de los Juegos Olímpicos del 2000, con gol del “Choro” Navia en el minuto 86 y que él vio el partido en su casa frente al lago y no lo podía creer.

Me acuerdo cuando Cerati vino a tocar al festival SUE 2004 y poco antes de llegar lo entrevisté un sábado, decía que le gustaba Morrissey, sobre todo The Smiths, y que le encantaba la idea de compartir escenario con él. Me acuerdo que cuidaba tanto el lenguaje que parecía estar intentando letras para una próxima canción. Me acuerdo que contaba que ese show sería más rockero, más tocado en vivo, adelantando el tono que después veríamos en “Ahí vamos” (2006), el disco más logrado de su camino en solitario. Hoy me acuerdo que ese show nos voló la cabeza a los que lo vimos demostrarnos que además de un gran cantante y compositor, Cerati era un tremendo guitarrista. Me acuerdo de esos solos de guitarra endemoniados que hoy podemos revivirlos en calidad media y sonido discreto vía YouTube.

Me acuerdo de los dos conciertos seguidos que en 2006 dio en el Caupolicán, sobre todo del primero, lejos el show de volumen más alto al que he ido. Me acuerdo cuando partía con la hora justa a ver el show que daría en el Festival de Viña 2007 y una maldita batería de auto nos dejó escuchándolo por la radio. Me acuerdo que pasamos las penas en un antiguo Castillo de Recreo, donde Cerati celebró la presentación con una fiesta, donde vimos la escena más repetida en sus noches de baile, rodeado de mujeres guapas tratando de robarle un poco de atención.

Me acuerdo que a propósito de “Ahí vamos”, hablamos por segunda y última vez, venía de un problema en la circulación de sus piernas llamado tromboflebitis y contaba que trataba de cuidarse más, que prefería durar antes que arder. Me acordé mucho de esa entrevista hace justo dos años, cuando supe de la noticia que llegaba de Caracas. Me acuerdo que la información corría en Twitter y era confusa. Me acuerdo de algunos que ironizaban, sin entender que el dolor que muchos sentían y siguen sintiendo, se explica por el simple hecho de que Gustavo Cerati acompañó muy de cerca a demasiada gente con sus canciones. No me acuerdo de muchos que puedan contar lo mismo.