Con una puntualidad exacta, Pearl Jam se subió al escenario del Festival Lollapalooza Chile y deleitó a más de 80 mil fanáticos que cantaron cada tema de Eddie Vedder y compañía, con lo cual terminan una semana de oro que los mantuvo de forma seguida en nuestro país.
Vedder volvió a demostrar toda su cercanía con el público nacional. Tomando vino, reconociendo ser un “piscolero”, el líder de la banda entregó todo su desplante a cada sector del público, lanzando sus tradicionales panderos y baquetas.
También sorprendió usando una máscara del presidente Donald Trump, con el texto “Can’t deny me”, alusivo a su nuevo hit, estrenado en vivo en el Movistar Arena el pasado martes y repetido esta noche.
Pero algo pasa con Vedder, algo le atrae de Chile. ¿Qué cosa en particular? No lo sabemos, pero sí quedó claro que no le es fácil despedirse de Santiago. Antes de bajarle el telón al recital, prácticamente le pidió perdón al público por no tocar “Black” pese a que era ampliamente solicitado. Por instantes pareció que lo haría en solitario para complacer a sus seguidores, pero en Lollapalooza los horarios son estrictos y estos ya estaban sobrepasados.
Musicalmente la presentación no tuvo ripios, escénicamente se vio al quinteto de Seattle una vez más como en su casa con un set list más corto que el del martes pasado en el Movistar Arena, pero que rescató pinceladas de varios discos.
Los clásicos “Even flow”, “Alive” y “Yellow Ledbetter” no faltaron, pero se agregaron ‘perlitas’ que fueron agradecidas por el respetable.
La corta pero poderosa “Lukin” y pesada “State of Love and Trust” se agradecieron con demasía, considerando que la primera sólo había sido interpretada en 2005, y la segunda un par más.
Pearl Jam podría tocar los 365 días del año en Chile, y siempre llenarán estadios con entradas agotadas. Pero pese a tener “asegurado” dicho aspecto, siempre innovan tanto musical como en cuanto a su relación con los fanáticos.
Los seguidos se fueron tranquilos, saboreando una noche mágica. Pearl Jam se retira de Chile y toma sus maletas a Argentina y Brasil para las versiones respectivas de Lollapalooza, y luego volver a tierras de habla inglesa.