Un programa de televisión quiso presentar como una de sus grandes atracciones a un maestro de kung-fu.
Todo iba bien en un principio, cuando el aprendiz oriental tomó un vaso de vidrio y con un pequeño golpe logró romper un bloque de "concreto".
El problema es que la farsa quedó accidentalmente al descubierto cuando el periodista tocó un segundo bloque para comprobar la veracidad del presunto concreto, pero éste se rompió inmediatamente.
Las risas y el bochorno no pasaron desapercibidas, por lo que el supuesto maestro kung-fu continuó intentando sorprender al público rompiendo varios bloques con la cabeza.
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