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Se fueron al chancho

Estudio demuestra características comunes con los humanos.

Cristián Jara

Jueves 15 de noviembre de 2012

Un hito en la genómica animal cuyas implicaciones a nivel científico, tecnológico y biomédico que pronto se notarán.

De esa manera describen su hallazgo un equipo internacional investigadores que ha conseguido secuenciar el genoma del cerdo, además del de varios jabalíes; un revelador trabajo que tendrá consecuencias en la medicina y que, de paso, deja entrever varias aspectos del animal.

Lo primero, es que genéticamente los cerdos se parecen mucho a los seres humanos, características en común que se suman a otras ya conocidas: se adaptan con facilidad al entorno, invaden territorios y dañan a menudo su propio hábitat .

 

Más allá de una simple curiosidad, las características similares humanos y cerdos, podrían aportar a la investigación biomédica y también en producción ganadera.

En el revolucionario trabajo, liderado por las Universidades de Wageningen (Holanda), Edimburgo (Reino Unido) e Illinois (EE.UU.), participaron más de 40 instituciones y 150 científicos de 12 países y su resultados se publican en la revista de divulgación científica Nature .

Los científicos detallan que el cerdo contiene varias mutaciones cuyo efecto en humanos se ha asociado a aumentos de riesgo de padecer enfermedades tales como alzheimer, diabetes y dislexia.

La secuenciación también permitirá estudiar con más detalle los riesgos de los xenotransplantes (transplantes con tejidos de especies distintas de la humana).

Además se estableció que los porcinos son las especies que presentan un mayor número de genes funcionales relacionados con el olfato, lo que demuestra la importancia de este sentido en la especie. Con ello se demuestra que la evolución de muchos genes relacionados con la percepción del sabor ha sido distinta en el cerdo y otras especies como la humana.

Una de las revelaciones curiosas es la explicación del por qué los cerdos "comen de todo": la evolución de su olfato y sentido del gusto hacen que estos mamiferos no sean sensibles al sabor amargo, por eso son capaces de comer alimentos que otras especies no pueden.