El lunes pasado, a eso de las 13 horas, Valentina Berríos se dirigía desde su universidad hasta la casa de su pololo. Mientras esperaba que la pasaran a buscar en las inmediaciones de la recién inaugurada estación de Metro Estadio Nacional, una camioneta de una empresa de entrega de mensajería pasó frente a ella y uno de sus integrantes comenzó a tirarle besos y a hacer comentarios sobre su cuerpo.
Indignada, la joven de 22 años tomó una foto de la patente y de la empresa y decidió llamarlos para dejar su queja por el acoso callejero. "Hablé con la secretaria y le dije que quería poner un reclamo porque no era posible que tuvieran a trabajadores acosando a niñas en la calle y me dijeron que nunca habían recibido este tipo de reclamos y me derivaron con Recursos Humanos", explicó a 24horas.cl.
Una vez contactada con el departamento en cuestión, le dijeron que todas las decisiones a tomar se las informarían vía correo electrónico y, un día más tarde, le recibió un e-mail en el que le contaban que el trabajador estaba dispuesto a ofrecerle una disculpa.
"Me dejó conforme (la respuesta), pero podría haber sido mejor... La mejor respuesta sería que esa empresa se encargara de educar a sus trabajadores", sostuvo.
Respecto al acoso callejero, Valentina contó que es una experiencia por la que ha pasado en varias oportunidades, incluso ese mismo día. "En el rato que estuve en ese lugar me molestaron dos personas más y como tenía el número para alegar, lo hice".
Por último, Valentina alienta a otras mujeres acosadas a denunciar y así, algún día, acabar con estos abusos.