No todo el mundo se siente emocionado con un paseo a esquiar a la nieve.
Así lo dejó en claro un pequeño quien dejó de lado la emoción por conocer el manto blanco y tras ponerse los esquís se quedó profundamente dormido.
A pesar de la incómoda posición y la atención de sus padres, el niño no consiguió aventurarse colina abajo y simplemente se durmió, a tal punto de caer -literalmente- rendido a Morfeo.